Alvaro Lorenzo pasea la única oreja de una tarde plana en Sevilla
El toledano destacó por encima de José Garrido y el local Alfonso Cadaval
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El diestro toledano Álvaro Lorenzo paseó hoy la única oreja concedida en la tercera corrida de abono de la feria de Sevilla, en la que, aun con algún toro con posibilidades del hierro de Santiago Domecq, se vivió un espectáculo de escaso brillo artístico. De hecho, hasta que salió el quinto astado, que facilitó el triunfo de Lorenzo, la tarde había transcurrido en un ambiente plano, bien por el medido fondo de varios de los astados o por el poco acierto de los espadas, especialmente de Alfonso Cadaval, que no acabó de aprovechar al más encastado.
Ese toro destacado, un fino colorado ojo de perdiz, tuvo unas emotivas y exigentes embestidas que pronto se apreciaron en el tendido, mientras que Cadaval se esforzaba en someterlas sin demasiado éxito dada la imprecisión y el poco mando de sus cites, aunque haya que decir en su descargo que siempre estuvo muy condicionado por el viento que le movía las telas.
El otro ejemplar con auténticas opciones de triunfo fue ese quinto al que desorejó Lorenzo y que, después de mansear en el caballo, repitió y se desplazó con largura en los engaños, sin apretar nunca al matador por su tendencia a abrirse en los embroques.
En la primera parte del trasteo, el diestro de Toledo se dedicó a aprovechar simplemente la inercia de esas largas y dóciles arrancadas, aunque sin imponer ni el ritmo ni el mando, por mucho que los derechazos le surgieran ligados.
Pero fue mediado el trasteo cuando, pese a la molestia del viento, Lorenzo se asentó y embarcó en los vuelos del engaño al incansable animal, que, ahora sí, comenzó a acusar ese toreo más exigente hasta acabar por salirse de las suertes sin humillar.
Con todo, las dos series de pases que, con ambas manos, le cuajó el diestro manchego sirvieron para que finalmente la presidencia le concediera esa oreja que salvaba la tarde a efectos estadísticos.
Antes o después, ni Lorenzo ni Cadaval lograron mucho más con los otros toros de sus lotes, a los que dejaron que se castigara muy excesivamente en el caballo, coartando así sus fuerzas y su atisbada nobleza.
Por su parte, José Garrido, aunque saludó solo sendas ovaciones, tuvo la actuación más centrada ante los dos ejemplares de menos fondo de la corrida. Aun así, el extremeño cuajó un más que estimable tercio de capa -en los lances, en el galleo y en los quites- con el primero, que acabó defendiéndose y quedándose muy corto ante una muleta que Garrido manejó con firmeza.
Y mucha más le puso al cuarto, un hondo colorado del que aprovechó, desde muy en corto y ofreciendo siempre el pecho en los cites, unas medias y renuentes arrancadas. Solo que, tanto con uno como con otro, acabó por perder la medida del tiempo, alargándose tanto que difuminó sus indudables méritos.
FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Santiago Domecq, de variado cuajo y hechuras y, también, de variado comportamiento, aunque dominando la falta de un punto mayor de fondo. El tercero, encastado, y el quinto, con una dúctil movilidad, fueron los más destacados.
José Garrido, de perla y oro: estocada tendida y descabello (ovación); meda estocada (ovación tras aviso).
Álvaro Lorenzo, de tórtola y oro: estocada trasera (ovación); estocada desprendida perpendicular (oreja).
Alfonso Cadaval, de botella y oro: estocada tendida atravesada (algunas palmas); pinchazo y media estocada tendida desprendida (silencio).
Entre las cuadrillas, Raúl Ruiz saludó tras banderillear al segundo.
Tercer festejo de abono de la feria de Abril de Sevilla, con un tercio de entrada (unos 3.500 espectadores), en tarde ventosa.
EFE