Asprona

Beneficencia en sentido literal

Rubén Pinar salió a hombros tras aprovechar el mejor toro de una desigual corrida de Las Ramblas

ALBACETE, 18706/3023.- El diestro Rubén Pinar da un pase con la muleta al primero de los su lote, durante la corrida celebrada este domingo en la plaza de toros de Albacete. EFE/Manu
CORRIDA EN ALBECATEManuAgencia EFE

No respondió la gente para presenciar un festejo tradicional en Albacete y ya en toda España, la corrida a beneficio de ASPRONA, que este año llegaba a su quincuagésimo primera edición. Una función montada en esta ocasión en base a gente de la tierra, desde los toros a sus matadores, que, además, no cobraron un euro para procurar el máximo beneficio a esta institución que tanto hace por reinsertar y dar formación a personas con distintos grados de discapacidad.

No precisó de kilos el que abrió plaza para exhibir trapío y seriedad impresionante aunque no le sobraron las fuerzas, lo que se tradujo en desconfianza a la hora de embestir, haciéndolo muy a disgusto y sin gran empuje. Rubén Pinar tiró de valor y oficio para ir sacándole los muletazos que tuvo pero sin posibilidades reales de lucimiento.

Se estiró a la verónica al recibir al cuarto, que esperó y cortó en banderillas y al que a base de mando y firmeza metió enseguida en el engaño, sacando lo mejor de su oponente en una labor tan templada como sólida y respondiendo con suficiencia a la mucha exigencia de un toro que rompió a embestir incansable y que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Manseó de salida el brocho colorado que hizo segundo, de tampoco demasiada energía al que Mario Sotos entendió a la perfección, dándole tiempo, sitio y confianza hasta sacarle una faena si bien intermitente inteligente y bien estructurada.

Se enceló en el peto el quinto, con el que volvió a derrochar decisión y ganas aunque ahora no acabó de acoplarse totalmente con el de Las Ramblas, sacando un trasteo de mucho metraje pero también desajustes y desacierto estoqueador.

Se lució José Fernando Molina al torear de capa al feble tercero, toreando luego con lentitud y mano baja a un toro que miró mucho y no siempre embistió entregado. Mató de una estocada inapelable que por sí sola valía la oreja que se le concedió.

Costó mucho banderillear al sexto, que llegó al último tercio parado y a la defensiva, haciendo inútil el esfuerzo de su matador.

Ficha del festejo

Rubén Pinar (de purísima y oro), pinchazo, entera, ovación; pinchazo, casi entera, dos orejas.

Mario Sotos (de azul noche y oro), entera, dos descabellos, aviso, oreja; tres pinchazos, aviso, media, ovación.

José Fernando Molina (de caña y oro), entera, oreja; estocada y descabello, ovación.