
ILP Antitaurina
Desatar las manos a los censores
Iniciativas así lo que hacen es fomentar “el narcisismo de las pequeñas diferencias”, señalar lo que nos separa en vez de lo que nos une

Se está empezando a tramitar en el Congreso una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que propone nada menos que derogar la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, que concede a la Tauromaquia la condición de patrimonio cultural.
La excusa oficial es que, de esta manera, derogando una ley nacional que protege una manifestación cultural, “se da más libertad a las CCAA” para decidir sobre qué es cultura y qué no en su territorio.
¿Y la realidad? Pues es que es absolutamente ridículo y casi insultante que hablen de libertad quienes lo que de verdad pretenden es desatar las manos a políticos y partidos que son censores culturales animalistas, para que puedan prohibir en los territorios autonómicos la tauromaquia. Porque, no seamos ingenuos, de eso se trata, de prohibir y de censurar. Quieren libertad, sí, pero para dar rienda suelta y satisfacción al odio hacia el modo en el que viven su vida y su cultura millones de españoles.
Para darles contexto: la tauromaquia está consagrada como hecho cultural digno de protección constitucional por parte de diversas sentencias del TC y TS. Y además, una ley, la de 2013, reconoce este hecho como algo que existe en la sociedad; la norma se limita a dar fe de su existencia en la sociedad, y actúa en consecuencia, protegiendo algo que es valioso. Por todo ello, los intentos de prohibir la tauromaquia por completo en España se han estrellado, afortunadamente.
Pues bien, los mismos que querían prohibir la Fiesta en todo el territorio nacional, ahora quieren prohibirla por trozos. Por ello impulsan derogar la ley de 2013 -sin más, sin proponer nada positivo- para así poder presionar a gobiernos autonómicos para que la en sus territorios.Y todo ello, encima, en nombre de la libertad.
La propuesta es tóxica no solamente para la tauromaquia, sino en más aspectos. En primer lugar, para la cultura en general, porque esta iniciativa, de rebote, lo que le dice al político autonómico es que tiene la potestad de decidir, por su propia cuenta, qué es cultura y qué no lo es. Es decir, que en vez de que sea la propia sociedad quien establezca, en libertad -ahora sí, libertad-, mucho mejor que lo decida el político de turno. Justo lo contrario de lo que necesitamos.
Y también es venenosa en un sentido más sutil, negando que existan valores comunes a la sociedad española, como la cultura, que no se pueden trocear. Iniciativas así lo que hacen es fomentar “el narcisismo de las pequeñas diferencias”, señalar lo que nos separa en vez de lo que nos une. Pertenece a ese tipo de ideologías a las que, por alguna razón, les da alergia el concepto de España.
Espero que los partidos nacionales no se dejen llevar por una propuesta así de destructiva y la desactiven de inmediato. La Fundación Toro de Lidia trabaja y lo seguirá desde luego para que no salga adelante, por el bien de la cultura, de la convivencia y de la libertad.
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