El toreo se fuma

Esplá recoge el guante de Roca Rey en El Puerto: "Fúmate un purito despacito..."

El torero alicantino ya tiene su habano: humo, arte y memoria en Montecristo Edmundo

Esplá recogió el guante de Roca Rey en El Puerto: "Fúmate un purito despacito..."
Esplá recogió el guante de Roca Rey en El Puerto: "Fúmate un purito despacito..."Tabacalera

Luis Francisco Esplá ya tiene su habano. Y no uno cualquiera, sino un Montecristo Edmundo, edición limitada, numerada y creada para rendir homenaje a su figura en el marco de la séptima entrega de la serie "Tauromaquia", de Club Pasión Habanos. La escena fue íntima, casi clandestina, como si el humo de los puros envolviera también el alma de la tauromaquia. Y ahí estaba Esplá, tan lúcido como siempre, compartiendo verdades sin ataduras: "El toro huele a habano", sentenció. Y en ese vínculo invisible entre tabaco, rito y arte, se construyó una noche difícil de olvidar.

La edición Montecristo Edmundo Tauromaquia y Francisco Esplá consta de 1.000 estuches únicos, cada uno con diez habanos y una anilla conmemorativa que mezcla el clasicismo del toreo con el refinamiento del diseño tabaquero. En palabras del propio torero, esta distinción "es un premio personal, íntimo", muy diferente a los reconocimientos institucionales como la Medalla de las Bellas Artes. Aquí, Esplá se enfrenta a su legado desde otro ángulo: el del placer compartido, del humo que flota como una suerte de recuerdo vivo entre amigos.

Durante la velada, que tuvo lugar en Madrid, el torero reflexionó sobre su trayectoria, el valor de la memoria del aficionado y su propia forma de entender la posteridad: "A veces solo llega cuando palmas. A mí me importaba divertirme". Hubo lugar para el recuerdo de figuras como Espartaco, Ojeda o Sánchez Mejías —"al que la nueva Historia parece querer borrar"— y también para un guiño cargado de ironía: "Si quieres una mona, cómpratela", dijo, sobre su faceta como pintor.

Luis Francisco Esplá
Luis Francisco EspláTabacalera

Entre volutas de humo y tragos de brandy Luis Felipe, Esplá recordó al apoderado que le enseñó el placer de un Montecristo, y evocó aquella vez en Écija en la que, al ver a su hijo hacer el paseíllo, el habano se le volvió "acíbar". El tabaco, dijo, es para la amistad, para la charla con la cuadrilla, para contar batallitas. Un símbolo de comunidad y de identidad, como el toreo mismo. Y así, entre referencias orteguianas y golpes de genialidad, el público asistió al retrato de un hombre que no necesita la épica para ser eterno.

Con esta edición, Esplá se une a un elenco muy exclusivo: Morante de la Puebla, Joselito el Gallo, Juan Belmonte, Manolete y otros ya tienen también su vitola en la serie Tauromaquia. No es solo un cigarro, es un capítulo de historia envuelto en capa de tabaco. Y aunque el maestro reconozca que no recuerda los nombres de los toros que lidió, sí recuerda cómo se movieron. "El escritor no se olvida de una línea que ha escrito", dijo. Y esa línea hoy es de humo.

La frase que Roca Rey lanzó a Morante en plena polémica en El Puerto —"Maestro, fúmate un purito despacito"— resuena ahora con otra cadencia. No es una pulla, sino una invitación al disfrute, al rito lento y consciente del puro bien fumado. Y nadie mejor que Esplá, con su verbo libre y su mirada culta, para encarnar esa idea: la de que el toreo también se fuma.