Camino hacia Las Ventas
Estos son los nombres que sueñan con debutar en Madrid tras un certamen reñido y vibrante
Los jóvenes novilleros que han destacado en esta edición han dejado faenas llenas de frescura, entrega y ambición, en una apuesta por el futuro de la tauromaquia
El certamen "Camino hacia Las Ventas" se acerca a su desenlace con una nómina de jóvenes nombres que han dejado claro que el relevo generacional del toreo está más vivo que nunca. La última novillada clasificatoria, celebrada en Boadilla del Monte, ha terminado de perfilar a los finalistas que buscarán la gloria el próximo jueves 9 de octubre, en plena Feria de Otoño, en el templo de la tauromaquia madrileña.
Samuel Castrejón, de la Escuela Yiyo, ha sido una de las grandes revelaciones del ciclo. Con solo dos actuaciones, ha conquistado al jurado con una media de 6,89 puntos, destacando en aptitud artística (7,47) y ambición (7,02). Su actuación ante el cuarto novillo de Los Maños, premiado con la vuelta al ruedo, fue una auténtica declaración de intenciones: naturalidad, clase y gusto, con una madurez poco común para su edad.
El líder de la clasificación, sin embargo, es Ignacio Garibay, también de la Escuela Yiyo, que ha brillado con una puntuación media de 7,63. Su regularidad, solidez con la espada y entrega le han convertido en el torero más completo del certamen, y uno de los nombres que ya suena con fuerza para mayores empresas.
Pedro Gómez, de la Escuela de Galapagar, completa el trío de cabeza con un perfil de torero explosivo, que ha demostrado que la ambición puede ser tan decisiva como la técnica. Con una nota de 6,85, ha sido una de las sorpresas más agradables del certamen.
Más allá de los números, el ciclo ha dejado faenas memorables, como las de Julio Aparicio —hijo del mítico maestro homónimo—, que mostró chispazos de arte en su paso por el ruedo. Aunque su puntuación final (6,26) le deja fuera del podio, su concepto del toreo ha calado entre los aficionados. Lo mismo puede decirse de Joaquín Manzur, que pese a cerrar la clasificación, dejó destellos de actitud y ganas que no pasaron desapercibidos.
La gran final en Las Ventas no será solo un premio, sino un escaparate clave para los novilleros que sueñan con abrirse paso en un circuito cada vez más exigente. Lo que comenzó como un certamen formativo ha terminado por convertirse en un termómetro del toreo joven, donde los valores clásicos se mezclan con nuevas formas de entender la lidia, y donde cada pase puede ser el primero de una carrera o el último de una ilusión.