Las estrellas que no lucen
Manzanares se llevó un muy generoso trofeo de una corrida blanda y de muy justa presencia
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No despertó un especial interés, a tenor de la afluencia de público -más de media entrada se antoja poca cosa para un cartel como este-, la tenida como corrida estrella de la feria de julio. Como complemento se lidió un encierro de tres toros de El Pilar y tres de Victoriano del Río; conjunto de desigual presentación, con tendencia a la baja en los ejemplares de Victoriano del Río; de muy poca fuerza y tampoco especial acometividad. La gente se aburrió y, para justificar su presencia en la plaza aplaudió casi todo y pidió recompensa a casi nada.
Tuvo entrega en el caballo el toro que abrió plaza, a pesar de su poca fuerza. Un defecto que acusó más en el último tercio pero que no tapó su afán embestidor y celo, lo que aprovechó Castella para sacar una faena intermitente pero con fases de toreo ligado y mano baja, dando siempre la distancia que pedía su antagonista y sin agobiarle pero también sin emoción alguna.
El cuarto derribó al caballo, que atrapó bajo su peso a Agustín Romero, aunque afortunadamente sin causar mayores males que el batacazo y el susto. Se empeñó luego Castella en que el toro se amoldase a su típica y clásica faena, perdiendo varios minutos en espera de que el toro decidiese acudir a su cite en los medios, cumpliendo un quehacer muy de cara al tendido y bregando para que el toro no se rajase mientras la gente aplaudía al trompetista de la banda que amenizaba el festejo.
Aunque salió perdiendo las manos de la suerte, el segundo empujó con ganas en el peto, donde dejó buena parte de la poca fuerza que tenía, llegando a la muleta sin apenas poder sostenerse en pie e impidiendo a Manzanares el más mínimo atisbo de faena.
Fue desarmado al recibir de capa al quinto, otro manso protestón al que muleteó sin demasiado acople, rematando siempre los muletazos por alto y como si tuviera prisa y sin confianza, llevándose una oreja por una estocada que tampoco fue de perfecta ejecución y de la que salió apurado y buscando las tablas.
El primer toro de Victoriano del Río fue muy protestado por sus feas hechuras y escaso trapío. Manso en varas fue luego corto y se defendió, esforzándose Talavante en sacarle partido tirando siempre de él en un trasteo que tuvo más insistencia que brillo.
No quiso irse con las manos vacías y apretó de salida en busca de lucimiento pero el toro de El Pilar que cerró plaza, también de muy escasa potencia, no acabó de prestarse y se rajó enseguida, echándose además a mitad de su lidia y teniendo que ser apuntillado.
Sábado 20 de julio de 2024. Plaza de toros de Valencia. Tercera de feria. Más de media entrada.
Tres toros de El Pilar, primero, segundo y sexto, y tres de Victoriano del Río, desiguales de prsentación, muy justos de fuerza y de poco juego.
Sebastián Castella, de nazareno y oro, metisaca, entera, aviso y descabello (ovación); y pinchazo y descabello (ovación).
José María Manzanares, de corinto y oro, cuatro pinchazos y estocada (silencio); y entera (oreja).
Alejandro Talavante, de lila y oro, pinchazo, estocada y aviso (silencio); y no pudo entrar a matar (silencio).
De las cuadrillas destacaron José Chacón, Juan José Trujillo y Javier Ambel.