
Más mentiras
El falso argumento de Pedro Sánchez sobre ayudas al mundo taurino
El presidente lanza un mensaje populista contra una expresión cultural legalmente protegida, pese a que el sector se financia con recursos propios

Pedro Sánchez ha vuelto a colocar a la tauromaquia en el centro del debate político, pero esta vez no con hechos, sino con declaraciones que carecen de respaldo presupuestario. Durante su intervención en el Congreso de los Diputados, el presidente afirmó que “se acabó usar el dinero para la sanidad en regalos fiscales y ayudas para los toros”, en referencia a los gobiernos autonómicos del Partido Popular. Sin embargo, esa afirmación no se sostiene con los datos oficiales.
La realidad es que el mundo del toro no recibe subvenciones directas del Gobierno central. La única partida destinada a la tauromaquia en los Presupuestos Generales del Estado era de 65.000 euros, de los cuales 30.000 correspondían al Premio Nacional de Tauromaquia, suprimido por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en enero de este año. Esa cifra resulta anecdótica dentro del conjunto del gasto público en cultura, y evidencia que no existe ninguna política de apoyo económico sostenido al sector.
Lejos de ser un negocio subsidiado, la tauromaquia se financia con fondos privados y la recaudación directa de los festejos. Además, genera miles de empleos y una notable actividad económica, especialmente en zonas rurales donde representa una fuente importante de ingresos y dinamismo local. Aún así, Pedro Sánchez ha optado por señalar nuevamente a una expresión cultural que cuenta con protección legal desde 2013 como Patrimonio Cultural de España.
No es la primera vez que el Ejecutivo utiliza la tauromaquia como arma arrojadiza en el debate parlamentario. Su grupo político ya bloqueó una propuesta para que los toros fueran reconocidos como Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, y también dejó morir, mediante la abstención, una Iniciativa Legislativa Popular que promovía eliminar su catalogación como patrimonio nacional. Lo que no han conseguido por vías legislativas, lo intentan ahora desde el discurso político.
El mensaje de Sánchez resuena más como una consigna de marketing electoral que como una política pública real. Su ataque a los toros, sin respaldo económico ni legislativo, parece destinado a reforzar su enfrentamiento con las comunidades autónomas gobernadas por el PP más que a establecer un posicionamiento cultural serio. Es un gesto simbólico, pero cargado de intención.
En este nuevo episodio, el toreo vuelve a ser instrumentalizado para ganar titulares, mientras el sector sigue resistiendo sin ayudas y bajo un clima político cada vez más hostil. El problema no es solo la desinformación, sino el uso oportunista de una tradición viva y compleja que merece, como mínimo, un debate informado y no una caricatura desde la tribuna parlamentaria.
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