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Toro Júbilo

Medinaceli recupera su fiesta más simbólica tras el veto judicial

Tras meses de incertidumbre legal, el emblemático festejo será celebrado el 15 de noviembre con más seguridad, más simbolismo y más presencia mediática que nunca

Medinaceli recupera su fiesta más simbólica tras el veto judicial Ayto. Medinaceli

El Toro Jubilo vuelve a encender Medinaceli. Tras un año en silencio forzado por una medida judicial que agitó el panorama de los festejos taurinos en Castilla y León, la emblemática suelta nocturna del toro embolado se celebrará el sábado 15 de noviembre. Una fecha marcada a fuego —nunca mejor dicho— en el calendario emocional de muchos vecinos y aficionados que vieron en la suspensión de 2024 algo más que un revés legal: un intento de arrancar una expresión cultural enraizada en la identidad del municipio.

La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de anular la medida cautelar que bloqueó la celebración anterior ha devuelto la llama al rito. "Era una barbaridad que se prohibiera sin juicio ni recurso firme", dicen algunos vecinos con los ojos ya puestos en la Plaza de la Villa. Allí, donde se prenderán las bolas de fuego sobre los cuernos del animal, también se inaugurará una estatua conmemorativa del Toro Jubilo, como declaración de intenciones: la fiesta no se negocia.

Este año, la celebración viene blindada. No solo por el refuerzo policial ante posibles protestas o boicots —que los habrá, con convocatorias tanto de PACMA como de la Asociación del Toro Jubilo—, sino por las estrictas medidas sanitarias tras la alerta por Dermatosis Nodular Contagiosa. El toro y el cabestro proceden de la misma ganadería, los corrales se desinfectarán a fondo y se ha ajustado la normativa autonómica para permitir el traslado hasta finales de mes. Todo esto para que nada empañe la noche más simbólica de Medinaceli.

Desde el Ayuntamiento se ha trabajado con sigilo pero con firmeza. La solicitud formal se presentó in extremis, el 5 de noviembre, apurando los plazos, pero con todas las garantías. El alcalde Gregorio Miguel ha asegurado que habrá un dispositivo especial de Guardia Civil, un control de acceso riguroso y un triaje previo para evitar enfrentamientos en la plaza. Porque, aunque sea un festejo con siglos de historia, en el siglo XXI la organización exige tanto precisión logística como voluntad política.

Más allá del fuego y la pólvora, el Toro Jubilo es un pulso simbólico entre dos formas de entender la cultura: una que defiende la singularidad y la raíz de los festejos populares, y otra que busca su desaparición desde parámetros ajenos al contexto. Y este año, Medinaceli ha ganado una batalla clave, aunque la guerra jurídica aún no haya terminado: el fallo es recurrible y podrían llegar nuevas demandas, incluso hasta el Supremo.

Pero por ahora, la plaza se prepara, los corrales se limpian y el pueblo recupera su noche de fuego. Será el único toro embolado que se celebre en toda Castilla y León este año, y eso dice mucho. No porque otros hayan desistido, sino porque Medinaceli decidió resistir. Y encender.