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Las Ventas

Una noche sin historia… salvo por un quite que vale una vida

Ni los toros ni las faenas levantaron vuelo; solo Cerro dejó huella con un gesto de torero

Una noche sin historia… salvo por un quite que vale una vida Alfredo ArévaloPlaza 1

Ni los toros ayudaron ni los toreros encontraron el hilo de una tarde que, salvo por un quite a cuerpo limpio, pasará al olvido. Se lidiaron astados de Juan Luis Fraile y un sobrero de Guadajira deslucidos, mansos y carentes de fuerza, y aunque hubo momentos de voluntad y oficio, el instante más sincero, el que llevó riesgo y emoción real, fue uno sin muleta: el quite de Rafael Cerro a David Adalid en el quinto, jugándose el físico sin trampa ni cartón.

Entes, Raúl Rivera abrió la tarde con un toro tan débil como obediente. Fue bueno el inicio por bajo, aunque la exigencia se le atragantó al animal, que fue apagándose a medida que avanzaba la faena. Rivera insistió con firmeza, pero sin enemigo al frente, el esfuerzo quedó en nada. Tampoco ayudó la espada. Con el sexto, cumplió sin brillo. El toro le robó la muleta en el primer viaje y, aunque no fue peligroso, sí resultó incómodo. Rivera lo intentó con dignidad, aunque sin terminar de comprometerse.

Rubén Pinar, por su parte, tiró de oficio en el segundo, un manso que embestía a arreones defensivos. Le pudo por abajo cuando el toro aún se desplazaba algo, pero pronto se quedó sin opción. Más difícil fue el sobrero cuarto, un astado deslucido que lo apretó de salida, obligándolo a tomar el olivo. Pinar lo paró con aplomo, pero después el toro se aquerenció en tablas y se defendió con mal estilo en banderillas. El albaceteño cambió terrenos, porfió con mando, y bastante hizo con sacarle un par de pases en medio del naufragio.

Y tras varios años de ausencia en Madrid,Rafael Cerro fue el único que aportó algo distinto. Con el tercero, mostró ganas con el capote, pero el toro protestó desde el principio. Sorprendió el inicio de faena en los medios, cediéndole iniciativa al animal sin haberlo podido por abajo. El resultado fue un vendaval de hachazos, que culminó con un pitonazo en el muslo derecho. Cerro, herido, mató al toro y pasó por la enfermería con un puntazo de pronóstico reservado. Pero volvió. Y volvió para salvar una vida. En el quinto, David Adalid quedó a merced del toro tras colocar el primer par de banderillas. Cuando ya parecía cazado, apareció Cerro, sin capote, sin artificios, y con un quite a cuerpo limpio le arrancó literalmente al banderillero de la cornada. Fue un acto sincero y expuesto, que conmovió más que cualquier muletazo de la tarde. Después, trató de meter en la muleta a un toro parado, lo intentó todo, y aunque el toro no quiso, la entrega fue total. La oreja que pidieron sus partidarios sobró, pero el gesto quedó.

En resumen, una tarde plomiza, sin historia en el ruedo… salvo por el valor seco y auténtico de Rafael Cerro, que dio la única verdad de una corrida que se nos escapó a todos.

FICHA DEL FESTEJO:

Jueves 31 de julio de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Nocturna. Más de un tercio de entrada.

Toros de Juan Luis Fraile, serios serios en su desigual presencia y hechuras. Primero, (tras correr se turno por devolverse el titular por flojo), sin poder; segundo, manso a la defensiva; tercero, violento y deslucido; cuarto, sobrero (de Guadajira), manso aquerenciado; quinto, sin fondo; y sexto, sobrero, obediente.

Rubén Pinar, de sangre de toro y oro, pinchazo y estocada baja (silencio); y estocada y tres descabellos(silencio).

Rafael Cerro, de blanco y plata, tres pinchazos y media (silencio); y estocada casi entera y baja y aviso (ovación).

Raúl Rivera, de negro y oro, bajonazo y trasera (silencio); y tres pinchazos y estocada pasada (silencio).

Raúl Rivera confirmó con "Cañerito", n⁰ 52, negro bragado meano de 591 kilos, tras devolverse "Sortijillo", nº26.