Enfermería

San Isidro deja cicatrices: Castella toreó con una costilla rota; De Pablo, recién operado de la mano

Ambos toreros sufrieron lesiones de importancia tras sus actuaciones en Las Ventas, pero continuaron firmes en sus compromisos

Miguel de Pablo sufre una seria lesión y será intervenido quirúrgicamente
Miguel de Pablo sufre una seria lesión y será intervenido quirúrgicamenteAlfredo ArévaloPlaza 1

La Feria de San Isidro dejó tardes para el recuerdo, silencios, gloria... y también cicatrices. A veces visibles, a veces internas. Dos nombres propios de este ciclo, Miguel de Pablo y Sebastián Castella, han encarnado en los últimos días el coste físico que conlleva enfrentarse a la verdad del toro. Ambos sufrieron percances relevantes en el ruedo venteño, y ambos han respondido con entereza y determinación. Historias paralelas que explican por qué aún hoy se dice que los toreros están hechos de otra pasta.

Miguel de Pablo, herido el pasado 3 de junio en Las Ventas por un toro de José Escolar, ha tenido que pasar por el quirófano. La cogida, aparatosa, le provocó la rotura total del ligamento colateral cubital del primer dedo de la mano derecha. Este lunes fue intervenido con éxito por el doctor Alfredo Espiniella y continuará ingresado mientras se evalúa su evolución postoperatoria. Aunque la contusión lumbar que también sufrió no reviste gravedad, el proceso de recuperación marcará sus próximos pasos en la temporada.

Mientras tanto, el francés Sebastián Castella ha protagonizado otro acto de resistencia silenciosa. El pasado jueves, también en Madrid, sufrió un fuerte varetazo al entrar a matar a su primer toro de Jandilla. El golpe le fracturó la sexta costilla del lado derecho. Sin embargo, lejos de pasar por la enfermería o suspender compromisos, Castella decidió torear infiltrado al día siguiente en Nimes. Allí, con el dolor contenido, cortó una oreja de peso y fue nuevamente volteado en su segundo toro. Solo tras terminar el festejo se sometió a las pruebas médicas que confirmaron la lesión. Hoy guarda reposo, siguiendo las indicaciones médicas, aunque su gesto habla más alto que cualquier parte facultativo.

Ambos casos, tan distintos como paralelos, vuelven a poner sobre la mesa una verdad rotunda: el toreo no es solo un arte. Es también una batalla contra el miedo, el dolor y los límites físicos. Miguel de Pablo desde la recuperación; Castella desde la resistencia. Dos caminos diferentes que conducen a una misma convicción: la de vivir el toreo hasta sus últimas consecuencias.