Tres panteras enjauladas
Una novela gráfica cuenta la historia de «Los tres de Angola», simpatizantes de los Panteras Negras que pasaron más de 40 años de aislamiento en una cárcel de EE UU
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Una novela gráfica cuenta la historia de «Los tres de Angola», simpatizantes de los Panteras Negras que pasaron más de 40 años de aislamiento en una cárcel de EE UU.
Imaginen un momento cómo debe ser vivir 40 años confinado en una diminuta celda, en absoluta soledad, con una sola hora al día al otro lado de los barrotes. A esa crueldad fueron sometidos Albert Woodfox, Herman Wallace y Robert King, los llamados «Los Tres de Angola», condenados por un juicio sin garantías y humillados por el ensañamiento de un sistema penitenciario racista y contrario a los derechos humanos. Su terrible historia, que fue contada en el documental «In The Land Of The Free...», narrado por Samuel L. Jackson, la recrea ahora el cómic «Panteras Negras», creado por Bruno y David Cenou.
En 1970, en plena lucha por los derechos civiles, y cuando la población afroamericana es sospechosa de antemano, Wallace y Woodfox son condenados por atraco a mano armada e ingresan en la prisión de Angola, en el Estado de Luisiana, llamada así desde los tiempos de la esclavitud, por ser el lugar de origen de los primeros internos. Allí, ambos, delincuentes comunes despolitizados, encontrarán inspiración en la primera sección carcelaria de los Panteras Negras, que llama a la hermandad de los afroamericanos. Junto al resto de sus miembros, comenzarán una lucha por unas condiciones humanas, el fin de las discriminaciones y la abolición de la explotación sexual de los presos a la que son sometidos por los guardias.
Humillaciones y agresiones
Durante una protesta, un guardia de la considerada cárcel mas sangrienta de EE UU fue asesinado y la investigación se dirige inmediatamente a los Panteras Negras, aunque las únicas pruebas que se aportan son el testimonio de un recluso ciego y de otro con trastornos mentales. El testimonio central fue el de otro preso que recibió compensaciones por declarar: fue indultado a pesar de cumplir cadena perpetua por numerosas violaciones. Juzgados separadamente a pesar de tratarse de los mismos hechos, fueron condenados por un jurado sin mujeres ni negros, y recluidos en aislamiento de forma inmediata. Allí comenzarán cuatro décadas de soledad, incomunicación y lucha contra el sistema. Trabajos forzados de sol a sol, suciedad y agresiones, humillaciones y vejaciones sexuales son la rutina en Angola. Los años pasaban como una eternidad. Una comisión se reunía cada 90 días para evaluar las condenas y eliminar, en su caso, el aislamiento. Durante décadas, dicha comisión se dedicó a revalidar la pena basándose en los hechos iniciales, sin atender al buen comportamiento ni razones humanitarias.
La condena contra Woodford fue anulada hasta en tres ocasiones (1992, 2008 y 2013), y sin embargo las autoridades recurrieron para mantener encerrado a un hombre de 68 años que ha pasado 43 entre rejas. El aislamiento prolongado iba destruyendo su personalidad, minando física y emocionalmente a tres hombres que ya no suponían una amenaza contra la seguridad interna de la cárcel. El día de Año Nuevo de 2014, Woodford escribía una carta: «¿Perderé, este año, la batalla frente a las crisis de claustrofobia, así como frente a los continuos dolores y sufrimientos mentales y emocionales? ¿Me fallará este año la creatividad para abstraerme del tiempo y del espacio? ¿Me aplastará el peso del mundo en vez de volverme más fuerte?». Herman Wallace sí logró salir de prisión. Fueron los tres días que pudo permanecer consciente antes de que un cáncer de hígado en fase terminal acabase con su vida. «El régimen de aislamiento provoca daños irreparables sobre la salud física y psicológica de una persona. Y también resulta palmario que la administración penitenciaria es consciente de los efectos de esa práctica vil destinada a quebrar el espíritu de una persona. He visto a muchos hombres mentalmente sanos que, al poco de permanecer incomunicados, se derrumbaban. He visto a muchos volverse locos, los he visto dejarse morir de hambre y cortarse las venas para acabar con todo», dejó escrito poco después de ser puesto en libertad para morir.
La viuda pide su libertad
Robert King salió en 2001, tras 31 años de condena, 29 en aislamiento. Se convirtió en un líder y activista por la liberación de sus compañeros y logró la de Woodford en 2016: «Me hice famoso por ser la persona que más tiempo ha pasado en aislamiento en el mundo entero: más de 44 años». La viuda del guarda asesinado en la cárcel en 1972 declaró hasta la saciedad: «Estoy convencida de que ''Los tres de Angola'' son inocentes. He examinado todos los elementos y nadie podrá convencerme de lo contrario. Me parece que el Estado se ensaña con ellos porque necesita culpables y cree que así hace justicia cuando, en realidad, lleva años cometiendo una injusticia. Esto debe acabar para que mi familia y yo podamos por fin encontrar la paz».