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U2: Saturación de lemas

El grupo irlandés presenta en Madrid su gira más política, cargada de consignas y alguna monserga de perogrullo pero hace felices a unos seguidores que llevaban 13 años esperando

Los componentes de U2 ofrecieron a sus incondicionales todo lo que llevaban esperando desde hacía 13 años / Alberto R. Roldán
Los componentes de U2 ofrecieron a sus incondicionales todo lo que llevaban esperando desde hacía 13 años / Alberto R. Roldánlarazon

El grupo irlandés presenta en Madrid su gira más política, cargada de consignas y alguna monserga de perogrullo pero hace felices a unos seguidores que llevaban 13 años esperando.

Estábamos preparados para una gran chapa de las de Bono. Para la típica monserga de perogrullo. Muchos nos temíamos un empacho de imágenes y letanías del típico abogado de pleitos pobres. Y ojo, que así comenzó la noche, con un vídeo: por el pacifismo. Por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Por el europeísmo y contra el populismo y contra el nacionalismo. No al “Brexit”. Contra Trump. A favor de los refugiados. No a las “fake news”, sí a la democracia y a la participación ciudadana. Fascismo fuera y vivan los derechos humanos. El monólogo de “El gran dictador” de Chaplin servía de pie como alerta contra los peligros de las dictaduras y de lo cruel que puede llegar a ser la Humanidad sin humanidad. Pero, por fortuna, Bono y compañía dosificaron las lecciones en la que estaba anunciada como la gira más política de U2. Bueno, y se dejaron la lucha contra el cáncer y la destrucción de la Amazonía, lo cual es muy de agradecer. Y sin prestarle demasiada importancia a eso, unas 15.000 personas se entregaron ayer con completa devoción al gran espectáculo de una de las grandes bandas de rock de las últimas tres décadas.

Arrancaron subidos en un escenario-pasarela espectacular que atravesaba la pista del WiZink Center, de lado a lado, para interpretar “The Blackout”. Con la voz en perfectas condiciones y un espectáculo escénico y visual de gran magnitud, Bono desplegó toda la épica de la que es capaz. “The Lights of Home”, “I Will Follow” y “Beautiful Day” sonaron entre las primeras piezas.

Pero anoche, en su regreso a Madrid después de 13 años, Bono y sus U2 sí que agradecieron a Madrid varias veces por la espera prestada a estos “chicos ordinarios que hacen música extraordinaria”, dijo el cantante, que ya saben que no tiene abuela. Después, entre tanta geopolítica es cierto que no evitó el contexto del terrorismo en Irlanda y rememoró sus amargos recuerdos de un domingo antes de “Sunday Bloody Sunday”, que interpretaron con los instrumentos al hombro en medio del pabellón. Pero en la gira más política de grupo no iban a faltar las reivindicaciones. Bono tiraba octavillas y anunciaba “Until The End Of The World”, que interpretó con buenas dosis de teatralidad. Del techo, en ese momento, descendieron páginas rasgadas por la mitad pertenecientes, al menos las que cayeron sobre este cronista, a “Alicia en el País de las Maravillas” y la Biblia, ambos en inglés. El mensaje oculto de esa performance es una pregunta que Bono está deseando que le hagamos. Pero no le daremos esa satisfacción.

Los trucos de magia se sucedían en un espectáculo maravillosamente producido, y, sin tregua, un corto de animación presentó a U2 como héroes de manga combatiendo el mal, rechazando sus privilegios por la epopeya de difundir su sabiduría en conciertos a lo ancho del mundo. La humildad, de nuevo, no parece la mayor virtud del grupo, pero “Elevation” y “Vertigo” sonaron estupendamente. “Esto es lo que le hace a las mentes de los hombres convertirse en una estrella del rock: las expande y las comprime al mismo tiempo”, dijo con una chistera y los ojos maquillados con sombra negra. “Somos la mejor banda de rock del mundo”, anunció para “Even Better Than The Real Thing”.

Disfrazado de diablo con la ayuda de un filtro de Instagram, Bono alertó contra el renacimiento del fascismo en Viktor Orban y Le Pen como introducción de “Acrobat”. “You’re The Best Thing About Me” sonó hermosa en acústico y mientras recordaba los “experimentales años 90 en los que llevaba un ‘mulet’ de peinado”, como reivindicando su salvaje pedigrí, Bono y The Edge ofrecieron una versión minimalista de “Summer of Love”.

Un vídeo nos alertó del ascenso de la extrema derecha europea (con su escena de lucha entre un independentista y banderas españolas) y dio paso a “Pride (In The Name Of Love)” y “Get Out Of Your Owen Way”, convertido en himno por Europa con carrusel de banderas y celebración de la rojigualda. En un alarde de generosidad, Bono mencionó a sus favoritos de la cultura española, por este orden, Cervantes, Penélope Cruz, Almodóvar y Bardem. Tuvo su monólogo feminista y otro “contra todos los nacionalizamos: vasco, catalán y español”. El concierto prosiguió en plan paz y amor, muy bien en lo musical, algo más indigesto en lo demás.