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Una política de “corroídos mentales”

“Palabras en el tiempo. Abecedario filosófico de Emilio Lledó” de Cipriano Játiva, recoge el lúcido pensamiento del filósofo andaluz y dibuja todas las claves de su perfil ideológico

19-2-19. Madrid. Emilio Lledó y Cipriano Játiva. Foto: Gonzalo Pérez
19-2-19. Madrid. Emilio Lledó y Cipriano Játiva. Foto: Gonzalo Pérezlarazon

“Palabras en el tiempo. Abecedario filosófico de Emilio Lledó” de Cipriano Játiva, recoge el lúcido pensamiento del filósofo andaluz y dibuja todas las claves de su perfil ideológico.

Esta mañana el camino de la palabra se ha abierto paso en el Hotel de las Letras de Gran Vía para dar la bienvenida a una figura intelectual que lleva toda la vida descubriéndose a través de la filosofía. Emilio Lledó (Sevilla, 1927) protagoniza el nuevo libro del antes que escritor alumno y amigo, Cipriano Játiva, «Palabras en el tiempo. Abecedario filosófico de Emilio Lledó».

En sus páginas se muestra el perfil «ideológico» del maestro, se dibuja la trayectoria de algunos de los autores del pasado que constituyen el esqueleto de inspiración de su obra y se resalta con extremada delicadeza el valor de su pensamiento en relación con el diálogo permanente que establece con los clásicos. El propio Játiva no ha podido evitar deshacerse en halagos con el andaluz mostrando en todo momento una profunda admiración y un generoso respeto: «Este libro surge de la amistad. De escuchar tus libros. De aprender a hacerlo también con tus palabras. Una persona como tú le ha dado a nuestra sociedad una fuerza que ni las propias sociedades conocen», afirma con rotundidad. Un libro que es forma y fondo pero también una revisión personal del prestigioso filósofo andaluz, nacido de la amistad entre ambos y concebido para reivindicar la necesidad de proyectarnos hacia el futuro a través de una conversación con la tradición humanista europea. Tal y como asegura Lledó «este libro es un acicate para aprender a vivir el presente. Una invitación a la vida y a la política».

Un elemento, el de la política, en el que el protagonista de la obra ha querido detenerse con especial cuidado durante la rueda de prensa para manifestar su lucha idealista contra la mezquindad política y matizar la situación actual en la que el servidor público «tiene la obligación de ser decente», especialmente en un momento como el actual , en donde «la política por lo general, salvo honrosas y contadas excepciones está en manos de ignorantes». Haciendo uso de una articulación colectiva del valor de las ideas, el filósofo subraya la importancia del establecimiento de una educación pública e insiste en el poso de ignorancia que invade casi todos los rincones contemporáneos de la clase política: «Imaginad qué desgracia ser gobernados por corroídos mentales».

La palabra como arma

Desgranar el pensamiento de un autor extremedamente lúcido y luminoso como Emilio Lladó requiere altas dosis de trabajo y dedicación, pero también de pasión desbordada por el diálogo. Algo que siempre ha estado muy presente en su discurso y que ha conseguido edificar las bases conceptuales de su obra. «La poesía es siempre diálogo, un ejercicio continuo de escucharnos con el otro», comenta el autor al hilo de uno de los términos que más se repite a lo largo del libro. Precisamente porque este libro editado con la colaboración del Centro de Estudios Andaluces es eso. Un compendio de términos desplegados, una selección de textos salteados que remiten a nociones de distintos filósofos o literatos para tejer la manta del conocimiento y señalar el punto central de todo el pensamiento de Emilio Lledó. «Nacemos en un lenguaje. Es pura casualidad. Lo importante no es la lengua materna que te acoge, sino la lengua matriz que consigues hacer tuya. Somos palabra. Por ese motivo, como Aristóteles, para conocerte necesito que hables», sentencia el filósofo con una timidez inusitada entre confidencias compartidas con los asistentes. Sin duda, todo un homenaje al valor de una vida en donde «la libertad de expresión no tiene la menor importancia si no hay libertad de pensamiento».