Urberuaga, creador de Manolito Gafotas, ilustra un relato de Oscar Wilde
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En 1891 Oscar Wilde escandalizó a la sociedad victoriana con su novela "El retrato de Dorian Gray", pero ese mismo año publicó también "El crimen de Lord Arthur Savile", un relato lleno de humor que se reedita ahora ilustrado por Emilio Urberuaga, famoso por ser el creador gráfico de Manolito Gafotas.
Considerada una de las mejores novelas cortas de Wilde (Dublín, 1854-París, 1900), "El crimen de Lord Arthur Savile"se publicó junto con "El fantasma de Canterville"y con cinco cuentos, entre ellos "La esfinge sin secreto", al que pertenece una de las frases más célebres de Wilde: "Las mujeres están para ser amadas, no para ser comprendidas".
Ahora, la editorial Rey Lear recupera "El crimen de Lord Arthur Savile", en el que Wilde refleja la hipocresía que reinaba entre condes, duques y demás nobles, y se burla de determinados hábitos de la aristocracia londinense y de su pasión por las artes adivinatorias.
Y es que el atractivo joven que protagoniza el relato, lord Arthur, se queda de una pieza cuando, en una fiesta de la alta sociedad, un adivino le lee el futuro en la palma de la mano y le anuncia que el destino lo llevará a cometer un asesinato.
Lord Arthur estaba a punto de casarse, pero decide aplazar la boda hasta haber cumplido con su deber, que no es otro que buscar a la víctima apropiada entre familiares y gente conocida. Y ya se encargaría él de que el crimen pareciera un accidente.
El dibujante Emilio Urberuaga (Madrid, 1954) recordaba esta novela corta de Oscar Wilde de una edición "muy antigua"de Franco Maria Ricci, y su lectura le había dejado "impactado".
Por eso, cuando el editor Jesús Egido le pidió que eligiera un texto de adultos para ilustrarlo, no lo dudó: "El crimen de Lord Arthur Savile", protagonizado por ese personaje "un poquito pazguato y muy esclavo de la propia tradición". De ahí que el libro se subtitule "Un estudio sobre el deber", comenta el dibujante en una entrevista con Efe.
Urberuaga, Premio Nacional de Ilustración 2011, disfrutó de "total libertad"para recrear a todo color este relato de Wilde, en el que el humor y la ironía conviven con la intriga. Y con esa libertad reflejó también las peripecias de lord Arthur en busca de sus posibles víctimas por Londres y Venecia.
"Ha sido un reto muy interesante", asegura Urberuaga, que se lo ha pasado "muy bien"ilustrando esta novela corta cuya lectura "te hace reír, aunque en el fondo es un drama. Es tragicómica".
Gracias a los dibujos de Urberuaga, el lector se imaginará a la perfección lo cabizbajo que se queda lord Arthur después de que el quiromante le adivinara su futuro.
Un lord Arthur que, como escribe Oscar Wilde, "había llevado la vida regalada y llena de lujos de un joven de alta cuna y mayor hacienda (...). Y ahora, por primera vez era consciente del terrible misterio que esconde el destino, del espantoso significado de la palabra fatalidad".
Ese joven pertenece a una clase social que puede perder el tiempo en lo que quiera, ya sea la quiromancia o la telepatía, y de la que Oscar Wilde se ríe a sus anchas.
Como ironiza también sobre las nobles que se dedicaban a mandarle ropas a los pobres, cuanto más fea mejor porque, "al no tener clase, no les pasa nada por vestir cosas poco favorecedoras", dice una de las damas de la novela a la que le parece "absurdo que los pobres se preocupen por la moda, cuando en este mundo, y en el próximo, hay tantas cosas que son mucho más importantes".
Tampoco sale bien parada en el libro la policía de Scotland Yard, que "nunca parecía saber gran cosa sobre los movimientos de los irlandeses responsables de la facción de la dinamita hasta después de producidas las explosiones", escribe el incisivo y brillante Wilde en este delicioso relato.
Urberuaga se ha dedicado sobre todo a ilustrar libros infantiles, pero de vez en cuando le "apetece cambiar de registro y hacer algo para adultos".
Por eso le resultaba "tan atractivo dar el salto a Oscar Wilde porque es como hacer algo nuevo", y eso no le asusta. Con treinta años de experiencia a sus espaldas, nunca le ha importado "asumir retos".
Este ilustrador es consciente de que le debe su fama a Manolito Gafotas, el genial personaje creado por la escritora Elvira Lindo.
"Yo adoro a Manolito, porque me ha dado la mitad de Elvira Lindo, notoriedad y dinero. Jamás podré decir nada en contra del personaje. No me importa ser conocido por Manolito", dice Urberuaga, cuya obra se puede ver en Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Juan March, el Museo del Milenario de Sofía y el Chihiro Art Museum de Tokio, entre otros centros.