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El verano de José Carlos Llop es una categoría moral

El autor mallorquino conjuga su perfil de diarista, ensayista o poeta en su íntima obra «Si una mañana de verano, un viajero»
José Carlos Llop, escritor
José Carlos Llop, escritorGonzalo PérezLa Razón
La Razón
  • Jesús Ferrer Solà

    Jesús Ferrer Solà

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El narrador, diarista, ensayista y poeta José Carlos Llop (Palma, Mallorca, 1956) conjuga estas dedicaciones bajo un particular lirismo evocador, un penetrante poder de observación, vitalistas experiencias personales, y un cuidado estilo literario de neta factura clásica. El paso del tiempo, la búsqueda de la felicidad, el paisaje de la infancia y la inmersión en la literatura definen la ya extensa trayectoria de este escritor de raza. En «Si una mañana de verano, un viajero», título que parafrasea el de la conocida obra de Ítalo Calvino («Si una noche de invierno, un viajero»), presenta una serie textos, secuencias rememoradoras y descriptivas que abundan en característicos referentes; entre otros, la vida familiar, el decadentismo estético, la identidad mediterránea, el clasicismo grecolatino, el cosmopolitismo del universo balear, el mundo de los libros, la concepción artística de la existencia, y la fascinación por la naturaleza.
En estas páginas encontramos la poesía de Cavafis y la de Robert Graves, los «Cuatro cuartetos» de Eliot, los «Diarios» de Thomas Mann, la transgresora escritura de Nabokov, y el aventurero cosmos de Kipling y Joseph Conrad, así como las peripecias viajeras de Bruce Chatwin y Patrick Leigh Fermor, en un festín literario en el que cobra una fundamental importancia el mar: «Pero contemplar el mar no es sólo un placer de los sentidos o meramente estético, sino que posee el poder balsámico de la calma ilimitada. (...) Vivir junto al mar nos adentra en nosotros mismos y haciéndolo revela en nuestro interior un doble de su vastedad. Nunca el vacío, sino la riqueza de esa vastedad». Este conjunto de impresiones y paisajes es también un bálsamo, un lenitivo contra las tensiones de la cotidianidad, sumergiéndonos en un tiempo detenido, reflexivo y amable, con el ritmo de la mejor prosa clásica. El verano es aquí una categoría moral, un estado de ánimo, una geografía del espíritu, protagonista esencial de este conjunto de felices evocaciones, intensas vivencias e inolvidables ambientes.
Lo mejor
La conjunción de percepciones estéticas y experiencias literarias
Lo peor
Nada reseñable, siendo un libro de ágil lectura y plácida sensibilidad