Vetusta Morla, protesta y metáfora
Creada:
Última actualización:
Son tiempos difíciles incluso para lo más parecido a una banda de super- éxito que hay en España. Absolutamente hechos a sí mismos, la forma de hacer rock de Vetusta Morla funciona en estadios y teatros (incluso con filarmónicas) a ambos lados del Atlántico y cuando la extenuante gira de «Mapas», su segundo disco, terminó hace tres años, un cúmulo de factores rodeaban a la banda, que necesitaba un descanso. «Teníamos que tomar aire por separado, porque ya no somos los chavales de 17 o 18 que teníamos todo en común», cuenta Guillermo Galván. Ahí empezó a gestarse «La Deriva», su nuevo trabajo, un disco más directo en cuanto al sonido e inspirado por problemas sociales «a lo que no se les puede dar la espalda». En «Golpe maestro», una de las canciones adelantadas a la salida del disco, cantaban sobre la crisis: «Fue un atraco perfecto, excepto por esto: nos queda garganta, puño y pies», en la que es la mayor aproximación de su carrera a la canción protesta. Pero que nadie se equivoque: ni es un disco político ni hay ejemplos de llamada a la protesta, sino que todo en «La Deriva» discurre por los cauces metafóricos (y crípticos) de los códigos de la banda madrileña. Serán las estrellas del verano, como pieza fuerte de festivales como el BBK Live de Bilbao o el Low de Benidorm, incluidas cinco «Rivieras» consecutivas con todas las entradas vendidas desde hace meses dentro de una fuerte gira.
Gloria o...
«Quisimos salir de nuestra zona de confort, y es verdad que antes nos preocupábamos más de las atmósferas y de los paisajes sonoros, y ahora buscamos canciones más directas. Hemos evolucionado pero sin perder la esencia», cuenta Juanma Latorre, el otro compositor principal de la banda. «Hubo un momento en que en el estudio llegamos a verbalizar una consigna: ''gloria o mierda''. Fue una etapa en la que nos lo planteamos como algo extremo, porque además ha sido el disco que hemos grabado en menos tiempo», añade Galván. Por eso, el lenguaje de tinte social lo defienden como «una cuestión de relevancia. No podemos presentarnos con un disco con nuestras películas musicales. La gente que lo escucha está en un entorno, y por eso pensamos que es una cuestión de empatía también, que creemos que es fundamental. Y también es un riesgo estilístico para nosotros, porque no queremos pontificar o utilizar un lenguaje agresivo que no va ni mucho menos con nosotros», explica Juanma Latorre. De ahí el concepto de la deriva, tanto social como artístico: la búsqueda del camino, que también se representa en la excelente portada del álbum. Pero aunque es un álbyum «que te suena en la cara», no es más rockero ni más guitarrero: «Lo que cotiza al alza son las bases rítmicas, que es en lo que más hemos trabajado». Fieles a su obsesivo perfeccionismo, han grabado baterías en diferentes entornos para conseguir sonoridades distintas e incluso han grabado la canción «La mosca en la pared» en un instrumento bastante especial, el que tiene todo el protagonismo del Toni 2, un piano bar de Madrid bastante conocido para terminar la noche con canción española «a capella». «Nuestro productor tiene una librería mental muy tenaz... y cuando se le mete algo en la cabeza no hay manera de sacárselo. Creo que fue al Toni 2 y dijo que ese piano tenía una sonoridad especial, aunque no sé si es por las horas a las que fue... el caso es que soy un privilegiado y he tocado ese piano para un disco de Vetusta», señala Galván.