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¿Víctima de una conjura?

La Razón

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l ¿Quién era Ramsés III?
–Fue un destacado líder militar, porque tuvo que enfrentarse a los pueblos del mar, que intentaron invadir Egipto. Era recordado por haberlos derrotado, porque fueron una de las principales amenazas del antiguo Egipto. También es conocido porque sufrió la primera huelga de trabajadores de pirámides, o la primera que quedó documentada. Hay alguna inscripción de los trabajadores que dice «tenemos hambre». Es el primer caso de huelga conocido en la historia. Fue en el año 29 de su reinado, un momento importante porque cuando el faraón cumplía 30 años, se celebraba un jubileo real. Y es el que escogieron los huelguistas, como ahora.
l ¿Y la conspiración?
–El tercer aspecto de su reinado. Ocurrió en 1154 a. de C. Tenía más de 70 años. Seguramente estaría bastante mal de salud, lo que favoreció que su segunda mujer urdiera esta trama. Se conoce este hecho por el papiro judicial de Turín, que es el juicio contra los que participaron en la conspiración. Fueron más de treinta personas del círculo próximo del rey. Todos resultaron condenados. Los principales conspiradores fueron Tiyi, su segunda mujer, y su hijo, Pentaur. Ella aprovechó una estancia de Ramsés III en Tebas para intentar matarlo. Se creía que había fracasado y Ramsés III murió al año siguiente. Esto cambia ahora.
l ¿Qué sucedió con la mujer y el hijo?
–La conjura fracasó. Lo sabemos porque Pentaur no subió al poder y sí Ramsés IV. Este descubrimiento demuestra que tuvieron éxito en matarlo. Es el único episodio que conocemos de una conjura de esa magnitud contra un faraón. Porque el de Tutankamon se descartó. La versión actual es que murió por accidente de carro. A Pentaur se le condenó. Se le dejó solo en la estancia donde se celebró el juicio para que se quitara la vida él mismo. Otros cuatro hombres corrieron la misma suerte. De las mujeres que colaboraron no hay información. Se sabe que fueron condenadas, pero no la pena. Otros fueron ejecutados, desterrados y se les cortaron la nariz y las orejas. Algunos de los que lo padecieron este castigo se suicidaron a continuación.

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