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Exposición
Victoria Eugenia, una reina más allá del folletín
El rey inaugura hoy la exposición que la Galería de las Colecciones Reales dedica a su abuela y madrina
Hoy está previsto que el rey Felipe VI inaugure la exposición que la Galería de las Colecciones Reales dedica a su abuela y madrina, la reina Victoria Eugenia. La conocida como Ena, que no era un apodo como la gente cree, sino uno de sus nombres de pila (en gaélico, Eva), se convierte así en la primera reina española a la que esta institución le tributa toda una muestra retrospectiva que, en su caso, busca no solo mostrar cómo era la vida de la reina en palacio, sino también el importante papel social que jugó, con sus vínculos con la Cruz Roja o su interés por el bienestar de las mujeres y los niños.
Comentaba ayer Víctor Cageao, director de la Galería, que este proyecto nació hace casi una década, con unas investigaciones sobre la correspondencia y documentación de la reina, pero no fue hasta 2022 cuando se pensó que aquello podía tomar la forma de una exposición. Mañana abrirá sus puertas y se espera, según el sentir que flotaba en el aire en la presentación, que vaya a ser un éxito.
La pretendienta inglesa
Victoria Eugenia no era la mujer que todo el mundo tenía en mente para Alfonso XIII, ya que la gran candidata era Patricia de Connaught, pero, al parecer y según se puede leer en las tarjetas en francés (el idioma que usaban al inicio para comunicarse) que ambos se intercambian, lo de Ena y el monarca español fue un amor a primera vista.
Con posterioridad, los informes del marqués de Villalobar, embajador a principios del siglo XX en Londres, confirmaron la idoneidad de la pretendiente. De hecho, y según se ha podido descubrir tras las investigaciones realizadas, él fue también uno de los que se encargó de informar al monarca de la posible enfermedad que podía acompañar a Victoria Eugenia, si bien es cierto que todavía en ese tiempo (la pareja contrajo matrimonio en 1906) se sabía tan poco de la hemofilia que esta no tenía ni nombre.
Una de las primeras piezas que se encontrarán las personas que decidan visitar esta exposición, que estará abierta hasta el 5 de abril, será la carroza de caoba con la que Victoria Eugenia llegó al monasterio de los Jerónimos (la boda no pudo ser en la basílica de Atocha por encontrarse en obras) para contraer matrimonio con el rey de España.
Se trata de una pieza que se exhibe con la intención de hacer un diálogo con la de la corona real, que se puede ver en la planta dedicada a los Borbones, en la exposición permanente de la Galería de las Colecciones Reales. En esta última se montó convertida ya en reina de España y ahí fue donde la pareja real sufrió el atentando.
Si bien el vestido de novia no se conserva, ya que se debió de transformar en un manto para la Virgen de Atocha, Patrimonio Nacional muestra algunas prendas personales de la monarca, como un precioso traje de Julia de Herce o un deshabillé que llega desde el Museo del Traje, que se exhiben junto a la recreación de su tocador, en una de las ocho secciones de las que consta la exposición.
Un perfil más social
Victoria Eugenia llegó a una corte muy rígida, como era la española en aquel tiempo, como una joven del siglo XIX y abandonó en 1931 nuestro país convertida en una mujer moderna y en todo un icono de estilo. De esto también se habla en la muestra, donde no ocultan el perfil más social de la nieta de la reina Victoria del Reino Unido y la ahijada de la emperatriz Eugenia de Montijo, de cuyas dos mujeres recibió el nombre por el que quería ser conocida como reina. Lo de Ena se lo guardaba para su círculo más cercano.
Poco a poco, la reina fue imponiendo un estilo que pretendía adaptar el protocolo español a los nuevos tiempos. Así, entre los espacios recreados todas las personas que visiten la muestra podrán ver uno dedicado a la nursery de palacio, una de las estancias que se conservan del tiempo de Victoria Eugenia, como también sucede con sus habitaciones.
Fue ella la que decidió implantar el estilo inglés de cuidar a los infantes, mandando que ese espacio infantil estuviera justo encima de sus aposentos.
Y estas decisiones no se limitaban solo a su entorno más cercano. En las grandes conmemoraciones de palacio la reina también quiso marcar un estilo. Así sucedió con sus damas de compañía, a las que les impuso un uniforme a la moda de los años 20, una pieza que también se puede contemplar en la exposición. Junto a él, además de otro de los trajes de corte con los que marcó a sus personas de confianza, se exhibe el manto de terciopelo y armiño que Victoria Eugenia lucía anualmente para la apertura de las Cortes.
Se trata de una pieza que cuelga de los hombros y que siempre solía acompañar de la pequeña coronita de diamantes que con el tiempo (y viendo que cada vez se alejaba más la posibilidad de regresar a España) mandó transformar a la joyería Bulgari para convertirlas en las conocidas pulseras gemelas que hoy en día luce la reina Letizia.
Del joyero real, además de varias piezas, la que más llama la atención y, como dijeron ayer en la rueda de prensa, la que más expectación va a levantar, es la diadema (que no tiara) de la flor de lis, la joya con la que Alfonso XIII agasajó el día de su boda a su futura esposa y que esta lució para la ceremonia y que, con el tiempo, convertiría en la más icónica de sus pertenencias.
Se trata de una cesión de la casa real que llegó justo para la inauguración, ya que se situó en la vitrina el sábado pasado, a menos de 48 horas de que se presentara la exposición.
Esa pieza, así como otras muchas, viajaron con ella al exilio, como las conocidas joyas de pasar de las que la diadema forma parte. Y si bien ese término se le adjudica a ella, lo cierto es que fue la Condesa de Barcelona la que las denominó así: «de pasar».
Otras piezas se quedaron en España y la exposición nos muestra cómo fueron reclamadas a la República, que atendió la petición en todo lo que pudo. Ese listado, la entrevista que concedió en 1967 y uno de sus últimos retratos son las pocas referencias que encontramos al largo exilio de la reina española, que duró más de treinta años.
Una coincidencia catódica
Y pese a todo el deslumbre que produce el bling de los diamantes, Victoria Eugenia posiblemente quiso ser recordada como una monarca comprometida con la sociedad que le tocó vivir.
En la Galería de las Colecciones Reales están muy interesados, de hecho, en resaltar este papel tan destacado que tuvo la reina, que se involucró de manera personal en la situación de las mujeres y los niños, convirtiéndose en una de las mayores embajadoras de la Cruz Roja. De hecho, ayer se recordó que hasta su secretario personal cedió su piso por la necesidad de espacio que se tenía.
Casualidad o no, el tiempo ha hecho que la exposición sobre Victoria Eugenia coincida con la serie «Ena. La reina Victoria Eugenia» sobre la vida de la reina que emite Televisión Española desde la pasada semana. En la ficción nos encontramos una vida más de folletín, menos rigurosa, la Ena social, mientras que en la Galería se busca enfrentarnos a la reina verdadera.
Ustedes ahora pueden elegir con cual se quedan: con la realidad o con la fantasía, y es que la monarquía siempre ha tenido mucho de ambas… y que lo siga teniendo.
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