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Historia

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¿Wainwright, supongo?: el negro que portó el féretro del Dr. Livingstone

Publican el diario de uno de los africanos que acompañó al explorador en sus últimos años y llevó su cuerpo de África a Inglaterra

¿Wainwright, supongo?: el negro que portó el féretro del Dr. Livingstone
¿Wainwright, supongo?: el negro que portó el féretro del Dr. Livingstonelarazon

Publican el diario del africano que llevó el cuerpo del explorador hasta Londres

El 18 de abril de 1874, el féretro de David Livingston entraba en la abadía de Westminster con todos los honores, entre ellos una corona de la Reina Victoria. Su figura era ya legendaria, en parte por el encuentro con el periodista y aventurero Henry Morton Stanley en 1871, cerca del lago Tanganica, donde pronunció unas palabras convertidas con el tiempo en frase hecha: "¿El doctor Livingston, supongo?".

Entre los porteadores del cuerpo del escocés que descubrió las cataratas Victoria, exploró el Zambeze y remontó el Nilo, se encontraba un joven africano, Jacob Wainwright, uno de los asistentes de Livingston en sus últimos años y una figura hasta ahora tan desconocida como interesante. La publicación en el archivo digital Livingston Online de sus diarios (cuyo manuscrito se encuentra en el museo natal del explorador en Blantyre (Escocia) arroja luz sobre un personaje que estuvo muy cerca de Livingston y ofreció el único testimonio negro sobre blanco de la muerte del doctor.

La iniciativa de Wainwright y otros dos nativos más veteranos (Susi y Chuma) que velaban del misionero permitió que el cuerpo de Livingstone llegara contra todo pronóstico a la capital del Imperio Británico. Livingstone murió el 1 de mayo de 1873 en la actual Zambia (entonces Rodesia del Norte) tras una larga lucha contra la malaria y la disentería. Lo primero que decidieron fue enterrar su corazón junto a un árbol, en tierras africanas; posteriormente, emprendieron un camino largo y arriesgado de más de 1.000 kilómetros con destino a Zanzíbar.

Allí, embarcaron el cuerpo que previamente habían embalsamado en un cilindro de corteza envuelto en paño de vela, en el Vulture, el navío que llevo a Livingstone, y con él a su fiel Wainwright, a Londres. Solo un año después de la muerte del misionero, su cuerpo pudo ser enterrado en Westminster con honores de héroe nacional.

No se sabe gran cosa sobre Wainwright. Se especula con que naciera en Malawi. A los 14 años fue capturado por unos traficantes árabes y luego liberado por ingleses anti-esclavistas. Se le educó en una misión en Bombay y, no se sabe cómo, acabó de nuevo en África en la expedición de Stanley. Tras el encuentro de ambos aventureros, pasó a engrosar la camarilla de Livingston y empezó a hacer anotaciones en su diario sobre la actividad de éste.

Las opiniones de Wainwright -señala la profesora Olivette Otele al diario británico "The Guardian"- fueron las de un hombre agradecido. Los europeos le habían salvado la vida y le habían dado una educación. Ciertamente creía que habían sido enviados por Dios para difundir el evangelio. El colonialismo internalizado no era raro entre los "europeos africanos"que habían sido moldeados por los puntos de vista y la religión eurocéntricos en los siglos XVIII y XIX". En sus diarios se leen también sus impresiones, a veces nada halagüeñas, sobre otras tribus africanas. De los Wabisa dice, por ejemplo, que eran un pueblo "deficiente en coraje, limpieza y honestidad".

El profesor Adrian S Wisnicki, director de Livingstone Online, explica al rotativo británico que "este diario nos muestra cómo Wainwright, al viajar con alguien como Livingstone, está empezando a ver diferentes culturas africanas con las que se encuentra y los ve con ojos de un explorador europeo. Hay elementos en el diario donde intenta escribir al modo de Livingstone".

Tras el entierro del misionero, se le pierde la pista. Se supone que estuvo varios años en Inglaterra, pero que regresó a África. Sus aventuras y sus propios testimonios abren una rendija hacia la forma de pensar de los nativos que colaboraron con los exploradores europeos.