William Christie dirige la "Medea" de Charpentier o lo monstruoso de la violencia vicaria
El Teatro Real ofrece cuatro funciones de la ópera de Marc-Antoine Charpentier sobre el mito griego, en una versión semiescenificada creada por Marie Lambert le Bihan y orquestada por el distinguido director
Madrid Creada:
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Después de la “Medea” de Cherubini, que inauguraba la temporada del Teatro Real, llega ahora al coliseo madrileño una segunda obra homónima, la “Medea” de Marc-Antoine Charpentier (1643-1704), con libreto de Thomas Corneille (1625-1709) -hermano del célebre escritor Pierre Corneille-, dos versiones del mito griego creadas con casi un siglo de diferencia, de muy distintos lenguajes y enfoques, y, sin embargo, ambas tratan el mismo tema, la terrible violencia vicaria, que es como ahora conocemos el infanticidio. Dedicada al rey Luis XIV, fue estrenada en la Ópera de París el 4 de diciembre de 1693 y es una de las óperas barrocas francesas más atractivas, que tuvo la peculiaridad de convertirse en un éxito comercial y de crítica que tan solo duró unos meses, tras los que después estuvo casi 300 años sin apenas subirse a otro escenario.
Este será su estreno en el Teatro Real, que ofrecerá cuatro funciones, del 6 al 10 de junio, en una versión semiescenificada concebida por Marie Lambert le Bihan especialmente para su escenario. Esta versión de “Medea” estará dirigida musicalmente por William Christie, el director, musicólogo y clavecinista que la redescubrió, interpretó y grabó su partitura en 1984 junto a sus ensambles instrumental y vocal Les Arts Florissants. Desde entonces la obra es parte del repertorio musical de este grupo, que volvió a grabarla en 1995 y que la acaba de presentar en la Ópera de París, con gran parte de los solistas que la interpretarán en el Real. Christie dirigirá al Coro y Orquesta de Les Arts Florissants, junto a un reparto formado por Véronique Gens (Médée), Reinoud van Mechelen (Jason), Cyril Costanzo (Créon), Ana Vieira Leite (Créuse), Marc Mauillon (Oronte), Emmanuelle de Negri (Nérine), Élodie Fonnard (Cléone), Lisandro Abadie (Arcas), Lucía Martín-Cartón (El Amor), en los principales papeles.
La “Medea” de Marc-Antoine Charpentier es una tragedia lírica, una ópera en cinco actos que cuenta la venganza de la hechicera Medea, tras enterarse de que su marido Jasón le ha sido infiel. Gracias a su magia, su desesperación y furia, provoca la muerte de la nueva esposa de Jasón, lo cual destroza al marido, pero esto no le parece suficiente a Medea, así que decide matar a sus hijos para castigarlo aún más por su infidelidad. Finalmente, Medea escapa a Atenas y Jasón se queda solo llorando su gran pérdida y la traición de su esposa. Una característica común a toda las “Medeas” operísticas es que requieren una protagonista de un enorme calibre vocal y teatral.
La de Marc-Antoine Charpentier no es una excepción a esta regla, bien que –a diferencia de la de Cherubini, de un siglo después– su momento cumbre tiene lugar a mitad de la ópera, cuando, emulando a su antecesora, Armide, invoca las furias del inframundo para que la secunden en su terrible venganza. Para Marie Lambert le Bihan, responsable de la dirección de escena, “la densidad del material exige a los cantantes una interpretación muy sostenida, sin cejar en su esfuerzo, para dar al conjunto un espesor casi novelesco, pues se trata de una tragedia que avanza con un realismo psicológico moderno”. Según explica, “no hay intervención de los dioses, y todo está expuesto desde la primera escena, cuando Medea nos advierte que es capaz de despertar al «dragón» y que lo sobrenatural está al alcance de sus dotes de maga. Pero ¿qué es ese dragón? ¿Cómo se desatará la ira de esta mujer traicionada? Las heridas que la llevan al acto monstruoso del infanticidio son muy concretas: la traición, los celos y la manipulación”, sentencia.