¿Tienes fuego?
Xabier Anduaga: "La ópera mola mucho más que el rock"
El tenor donostiarra bucea en los recuerdos de su infancia y su temprana vocación mientras triunfa estos días en el Teatro Real con "La traviata"
Lo que hace este artista es cantar con todo el cuerpo, pues en él convergen el tenor excelso y el actor inevitable. Reconocido en el mundo entero, triunfa estos días en Madrid, junto a Nadine Sierra, con «La traviata» (Teatro Real, hasta el 23 de este mes), donde llena de aliento a Alfredo Germont, enamorado más allá de la cordura de Violetta. Cuando ella muere («sempre libera»), morimos un poco todos.
¿Cantante de ópera o tenor?
Pues yo te diría tenor. Porque cantante de ópera es muy general, y yo soy tenor.
Eso es como escritor o novelista, depende del género que uno cultive.
Eso es, básicamente.
Fue un niño prodigio. ¿Recuerda una infancia en exceso sacrificada por la música o siempre lo disfrutó?
No, yo nunca he sentido que estuviera haciendo un sobreesfuerzo. Siempre he dedicado mucho tiempo a la música, pero porque era mi propia decisión; es lo que me gustaba desde que tengo siete u ocho años, que cantaba en misa todos los domingos y ensayaba dos, tres veces a la semana. Pero fue una decisión mía, nadie me lo impuso y nunca he sentido que hiciera nada forzado. Le dedicaba casi el mismo tiempo que a jugar al fútbol y tampoco sentía que nadie me forzase. Eran, digamos, mis extraescolares, en las que yo era feliz, y nunca he sentido ni un sobreesfuerzo ni un peso encima por ello.
Rafa Nadal tuvo la disyuntiva de tirar por el fútbol o por el tenis y eligió el tenis. ¿Qué otra profesión lo perdió cuando se decantó tempranamente por la ópera?
Yo estaba en el conservatorio de grado medio a los 15 años y, cuando llegó el momento de decidir, de hacer la selectividad, siempre había ido por el lado de derecho, economía, empresariales, pero nunca había habido nada que me gustase más que la música y que cantar. Entonces, con 18 años decidí que me presentaba al conservatorio superior, y pa’lante. Tampoco tuve dos profesiones por las que elegir, tenía bastante claro que quería cantar. Otra cosa es cómo iba a terminar todo, pero desde luego lo tenía claro. No sabía dónde me estaba metiendo, pero sí que me gustaba cantar, que era ahí donde era feliz, y que, desde luego, iba a poner todo lo posible para llegar a cantar.
¿La ópera sigue siendo elitista?
Yo diría que no. Creo que lo fue, pero no creo que la ópera sea elitista hoy día. Porque elitista querría decir que la gente no se lo puede permitir, y creo que hay diferentes precios y diferentes fórmulas para que la gente pueda permitirse ir a la ópera. Y, por lo tanto, creo que no es elitista.
Pero sigue siendo un arte para unos pocos. Quizá porque exige un grado de implicación que no se ha cultivado desde la niñez en el común de los mortales.
Pues es posible que eso sea así, o por lo menos que tengamos ese pensamiento. Pero te voy a poner un ejemplo. El día 19 tenemos una retransmisión, se va a dar «La traviata» en todos los pueblos de España y, probablemente, muchísima gente que no suele acudir a la ópera, por lo que sea, va a ver esta ópera en directo en el ayuntamiento más cercano a su casa y va a tener la oportunidad de ver esta producción tan famosa y tan histórica. No hace falta haber tenido una cultura y una base ni musical ni cultural en este sentido para poder disfrutar de una «Traviata» como la que estamos haciendo ahora mismo en el Real, no es necesario. El otro día estuvo mi sobrina de nueve años en la ópera y salió llorando, y no había visto una ópera en su vida. No es necesaria la educación musical estricta para poder disfrutar de una ópera, simplemente hay que intentar ir a disfrutar sin tener prejuicios, que eso suele ser más complicado.
Ha hablado de llorar, ¿usted lo ha hecho en el escenario?
Me ha pasado, sí. No llorar a lágrima viva, porque sería complicado seguir cantando, pero sí emocionarme por lo que podían hacer otros compañeros o incluso por haberme metido tanto en el personaje, porque te vas un poquito a otra dimensión y te emocionas.
¿Con qué obra le pasó?
Pues con «La traviata», precisamente. Todos sabemos que Violetta muere, y es una situación en la que si estás muy metido en el personaje, desde el principio, que te diga la que quieres que sea tu mujer que te quedes con un recuerdo suyo pero que te cases con otra persona para que puedas ser feliz, son palabras muy duras que te caen muy fuerte.
¿Un cantante de ópera es un actor?
Pues sí. Creo que, sobre todo a día de hoy, una cosa no puede ser sin la otra. Antiguamente ha habido más cantantes, o por lo menos más producciones, que exigían menos a nivel actoral y a nivel físico. Pero a día de hoy estamos totalmente combinados. En esta producción de «La traviata», Alfredo está muy activo actoral y físicamente. Para quien lo haya visto, Alfredo no para de correr por el escenario y de moverse, y, obviamente, de actuar. Tiene que haber un equilibrio entre la música y lo actoral para que hoy en día se cuaje un artista de verdad.
Está haciendo lo que muchos desean que hagan cuanto antes algunos políticos, o expolíticos, cantar la traviata.
Ja, ja, ja. Sí, estoy haciendo eso, sí, ja, ja. No sé cómo responderte, pero sí, estoy cantando la traviata, cosa que parece que está al orden del día, sí.
¿Ha conseguido no entrar en el culebrón de la política? Porque la verdad es que está divertidísima. Teniendo la escena política que tenemos, quién quiere ver una serie de Netflix.
Desde luego que sí. Creo que está complicado ver una película de Netflix porque, por desgracia, tenemos tanto para ver... A mí me gustaría que tuviéramos menos problemas, menos conflictos, y que todo fuera un poco más coherente. Intento estar un poco fuera de la política, pero, obviamente, ahora eso es imposible, y estoy al día.
¿Le cabrea lo que ve y escucha?
Sí, me cabrea mucho porque yo me siento una persona que trabaja día a día como todos los españoles, o como casi todos, para que mi vida, mi familia y mi alrededor, pero también todo el mundo, esté mejor. Y me fastidia mucho, mucho, ver que las cosas no se hacen bien. Sin ir más lejos, y sin meterme con nadie, el otro día vine en tren de Granada y nos quedamos parados dos horas y media, llegamos tarde, cansados. Día a día nos encontramos con cosas que no están bien y nos gustaría que el dinero que pagamos con nuestros impuestos se utilizase de la mejor manera posible, y a día de hoy me parece que, a veces, no es así. Creo que el tema es ese, hacer que entre todos funcionen las cosas.
"Intento estar un poco fuera de la política, pero, obviamente, ahora eso es imposible, y estoy al día"
Que la rueda gire.
Que la rueda gire, sí, porque si no...
Ha cantado por todo el mundo y ha pisado los principales teatros de ópera. ¿La emoción cuando canta en España, en el Teatro Real, por ejemplo, es superior?
Sin ninguna duda. Pero desde el público hasta los compañeros de trabajo: estás en una producción en la que ensayas un mes con técnicos y, al final, compartes tu cultura, tus aficiones, tus gustos, y es un trabajo más ameno y mucho más cercano. Y luego está, obviamente, el público, que cuando ve que el cantante es español se implica más. También me pasa a mí cuando veo un partido de tenis. Si veo que es Alcaraz, pues le animo. Y si ven que canto yo, pues entiendo que les hace ilusión. No más que cuando lo hace un tenor americano, porque siempre se va a la ópera a disfrutar, pero sí ayuda un poco ser español. Yo siento un cariño especial en España y se agradece muchísimo.
De cuantos maestros ha tenido, ¿cuál le dejó más honda huella?
Pues no puedo olvidarme jamás de quien me dio la primera oportunidad, que fue Alberto Zedda, un maestro italiano que falleció hace unos años, pero que me dio la oportunidad de debutar en la ópera, en Italia, con él, y de enseñarme todo lo que pudo. Es una de las personas que más tengo siempre en el recuerdo.
¿La ópera mola tanto como el rock? Y esto casi sería como un eslogan que le sugiero que utilice para invitar a la gente a que salte por dentro cuando vea ópera, y que la frecuente más.
La ópera mola mucho más que el rock, el pop y que todo. La gente, en general, cuando dice que la ópera es aburrida, conoce un aria o un dueto y con eso creen que es aburrido, cuando la ópera es el género musical más amplio y con mucho más por descubrir que cualquier otro, sin despreciar ninguno.
¿La playa de su ciudad (San Sebastián) es la más hermosa del mundo?
Sin ninguna duda. Mi ciudad es la más hermosa del mundo, y la playa también. Pero creo que eso no tiene debate. Quien quiera debatirlo, lo podemos hacer. Pero te lo digo con conocimiento de causa, habiendo estado en muchísimas ciudades y muchísimas playas y habiendo cantado en muchos teatros. No lo digo solo porque sean de mi país o de mi ciudad, son datos objetivos.
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». Yo se lo pregunto a usted: ¿tiene fuego?
Pues según cómo vaya la pregunta. Si es encima del escenario, sí, tengo fuego. Si es para fumar por la calle, no. Pero para subir a un escenario hacen falta una chispa, unos nervios y una emoción que te hagan plantarte delante de dos mil personas y dar lo mejor de ti mismo. Yo creo que es absolutamente necesario.