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Y en la próxima, Bridget Jones será menopáusica

Ha perdido peso, triunfa en su profesión, pero sigue siendo la señorita Jones y eso la fastidia una barbaridad. El viernes llega la tercera entrega de la saga y hay un regreso, el de Colin Firth, y una incorporación, la de Patrick Dempsey, y una noticia bomba: la cuarentona Bridget/Zellweger está embarazada.

De izda. a dcha., Dempsey, Zellweger y Firth, encantados en Madrid
De izda. a dcha., Dempsey, Zellweger y Firth, encantados en Madridlarazon

Ha perdido peso, triunfa en su profesión, pero sigue siendo la señorita Jones y eso la fastidia una barbaridad. El viernes llega la tercera entrega de la saga y hay un regreso, el de Colin Firth, y una incorporación, la de Patrick Dempsey, y una noticia bomba: la cuarentona Bridget/Zellweger está embarazada.

En la puerta del Hotel Villamagna las niñas se arremolinan porque saben que ella, y ellos, andan cerca. Ya no están de moda los autógrafos, pero las menores montadas sobre plataformas de Zara hablan atropelladamente con los periodistas. ¿Y por dónde salen? Ajá, quieren una foto con el móvil. La tercera entrega de «Bridget Jones», aquella misma señorita atolondrada y metida en carnes que en 2001 corneó a las taquillas y fue creada por la escritora Helen Fielding, regresa quince años más tarde mucho más delgada y con el rostro distinto. Prohibidas las preguntas personales, nos advierten en varias ocasiones. La verdad es que Renée Zellweger, vestida con un trajecito floreado, es una cuarentona delgadísima de voz suave que parece un ronroneo y la mar de mona y simpática, leyendas y bisturíes urbanos a una parte. Junto con sus «partenaires» masculinos en el filme, dos señores imponentes, Colin Firth (que encarna de nuevo a Mark, el otrora amor imposible de Bridget) y Patrick Dampsey, el tercero en discordia, y la risueña directora Sharon Mcguire, el equipo de la película la presentó ayer en Madrid, porque la estrenan el próximo viernes, cuando descubrirán cómo le sienta el embarazo a Bridget Jones. ¿Y al padre? Ésa es una larga historia...

«Para que el público llore matas a una persona y ya, pero el humor es subjetivo, cada uno se ríe de algo distinto. Me guío por mi instinto cuando realizo una comedia, y espero que la gente responda como yo lo hago frente a una situación que me parece divertida», confiesa la cineasta, que, por cierto, fue asimismo la autora de aquella primera entrega de Bridget (que no de la segunda, confiada a las manos de Beeban Kidron), mientras que Dempsey añade que «se trata de un reto importante mantener ese nivel, ese ritmo en un filme así, es una cuestión muy técnica que exige sincronización con tus compañeros de reparto». Zellweger retoca su rubia cabellera continuamente y confiesa sobre la dificultad de dicho género que «yo no pienso en ello, sino en que una situación sea absurda pero creíble. Nada hay más satisfactorio que escuchar las carcajadas de Sharon detrás de la cámara... Siempre buscamos lo mismo en este trabajo, la autenticidad, sea un drama o no».

Colin Firth, que no lleva corbata sino una camisa blanca abierta y chaqueta, aunque maldita la falta que le hace para resultar elegante, habla bondades de Renée: «Ella es brillante, y nadie existe en este planeta mejor que para esto. Como dijo un actor victoriano, morir resulta fácil, lo difícil es la comedia... Hay riesgo, por una milésima puedes perder una determinada situación. Y nadie perdona una mala broma». Un periodista pregunta entonces a Zellweger cómo afecta a Bridget Jones, un «mito» del feminismo (aunque sobre esta cuestión habría mucha tela que cortar), su primer embarazo, a lo que la estrella responde que «ambos conceptos no se excluyen mutuamente, y si es un ejemplo para muchas mujeres es porque se pueden ver reflejadas en ella». Una idea que comparte Mcguire, quien añade que «Bridget es un icono puesto que se trata de un personaje con errores e imperfecciones y con una falta de confianza en sí misma, y con ese enfoque encarará la maternidad, será una madre fantásticamente imperfecta». Y una duda que nos corroe se disipa rápidamente: «Veremos cómo funciona esta entrega, pero esperamos ver de nuevo a Bridget. Refleja mi propia vida cuando yo tenía 30, 40 años, y yo no terminé aún... Ni hemos llegado a la menopausia de Jones, a descubrir todas sus posibilidades».

Imposible odiarlo

En cuanto a la primera impresión de Firth cuando leyó el guión de la cinta, no fue precisamente positiva debido a la irrupción en la historia del encantador multimillonario que encarna Dempsey: «No pensaba que fuera a funcionar, no lo vi hasta que apareció Patrick porque era imposible odiarlo tal y como yo pensaba antes. Es menos complicado si tienes celos, pero no puedes evitar que te caiga bien este tío». Y, luego, el protagonista de «Kingsman: Servicio secreto» y «El discurso del rey», entre otras, confiesa sobre la «fantasmagórica» aparición de Hugh Grant, el primer gran amor de Bridget, en el filme vía foto en blanco y negro que «ahí parece que tenga 12 años... Está perfecto, el único que no ha cambiado en todos estos años, que no dañó el paso del tiempo... Yo creo que pagó para que apareciese esa instantánea en la cinta», comenta jocoso y toda la mesa le secunda.

En todas las entregas de una saga que se presume, pues, muy larga, el vestuario de Bridget también refleja la destartalada, sorprendente y libre personalidad de la chica: «Sí, se trata de un aspecto importante, la ropa refleja la situación económica, los antecedentes y gustos de un personaje. Hablamos sobre cómo evoluciona el de Bridget; a veces incluso piensa que va estupenda pero siempre hay algo que falla, algo que demuestra su esencia como persona. Ahora gana más dinero y puede comprarse un buen bolso, pero lo mismo no es tan fabuloso o no pega con el resto del atuendo», subraya la actriz sobre el papel más importante de su carrera. ¿Sí, en serio? «Bueno, tienes razón, se trata del más conocido por su gancho comercial, y cambió mi vida, por él me paran por la calle y me dio una proyección internacional. Y hablo más de ella que de otros, aunque todos son igual de importantes. No hay nada de Bridget que no me guste, es una combinación perfecta de imperfecciones. Me encanta que sea abierta y su humanidad. No le cambiaría nada». Nos preguntamos si sucederá lo mismo en las siguientes cintas o caerá alguna sorpresa.