Los Ángeles
Denis Villenueve: «Enseño la violencia, pero sin hacer un espectáculo»
El director de «Incendies» acaba de debutar en Hollywood con «Prisioneros», que conquistó lo más alto de la taquilla gracias a su pulso y su capacidad dramática para el «thriller» y dos poderosos actores frente a frente: Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal
El reto del canadiense Denis Villeneuve, forjado en el documental y aclamado internacionalmente por «Incendies» (2010), era debutar en Holly-wood con un «thriller» siguiendo las reglas, pero, al mismo tiempo, sin perder su estilo. Aceptó llevar a la pantalla un guión que llevaba dando vueltas por Los Ángeles durante al menos tres años. Contaba con una historia poderosa: dos niñas que desaparecen el día de Acción de Gracias en un pueblo de la América profunda, tras cuya desaparición, rápidamente detienen a un sospechoso, pero al que sueltan también velozmente por falta de pruebas, para desesperación de los padres de las pequeñas. Además, logró un reparto lleno de nominados al Oscar: Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Terrence Howard, Melissa Leo... Villenueve confió en Jackmann para dar vida al padre que pierde la razón ante el desasosiego de que pasen las noches y no haya rastro de su hija, porque «es un hombre que tiene la humanidad a flor de piel y sé que el público le quiere mucho. Por eso me resultaba interesante que, de repente, se viera obligado a enseñar su parte más violenta», nos explicó el realizador durante el Festival de San Sebastián.
En frente, el oficial de policía encargado del caso, que sospecha que el padre va a tomarse la justicia por su mano, encarnado por Jake Gyllenhaal: «Es un actor muy creativo, está dispuesto a tomar muchos riesgos porque es muy ambicioso», comenta Villenueve. Pero lo mejor, según cuenta, era cuando el guión les colocaba frente a frente. «No me gusta rodar con dos cámaras, nunca lo hago, pero cuando rodaban los dos juntos era necesario porque se calentaban. Yo les empujaba a improvisar, y ambos exploraban sus propios límites. Cuando trabajas con dos actores que tienen tal control de sus personajes pueden crear vida», asegura emocionado. Y como prueba una secuencia en la que ambos coinciden en el interior de un coche. Pocas veces ha cabido tanta tensión en un espacio tan pequeño. Pero, atención, no se trata según precisa su creador de una película de revancha al estilo de los vengadores interpretados por Charles Bronson: «Se hacen muchas películas de venganza, pero a mí no me interesaba. Enseñar la parte fea de la violencia era mi objetivo, pero no convertirla en un espectáculo. Queríamos mostrar la menor cantidad posible, sugerirla para luego no tener miedo de mostrar el impacto que tiene la violencia», añade.
«Cinismo y falta de esperanza»
Tampoco es bueno circunscribir este ambiente de represión contenida que estalla, de vez en cuando en los diarios con sucesos sangrientos a Estados Unidos, no en vano la novela negra se cocina últimamente en el Norte de Europa y se vende, por millones, en todo el mundo. Villenueve le encuentra una posible explicación: «Hay cinismo y falta de esperanza. Cada vez es más duro creer en la raza humana. Y la expresión de esos temores es lo que estamos viendo ahora. Aun así, no me interesa el mal, sino la complejidad de los seres humanos». Parece extraño que si la mayor parte de los espectadores del festival salían de las salas elogiando la capacidad de la película para atraparles durante 146 minutos, que se dice pronto, a pesar de que ya hayamos consumido tantas de género y conozcamos al dedillo las trampas, Villenueve le reste importancia a este mérito: «Lo que no me interesaba del guión era el thriller, sino el punto de vista dramático. Flirteamos con los clichés para mantenernos poéticos y originales lo más posible: los dos padres con el conflicto moral que tienen y cayendo en la oscuridad y la violencia; el duelo entre el progenitor desesperado y el policía, eso era lo más interesante. El "thriller"estaba en el guión muy bien escrito, así que me ocupe de lo dramático».
Ha superado el reto, pues la película debutó en la taquilla norteamericana como número uno, pero ahora que puede reconocerlo, tuvo sus dudas, tanto que durante la preparación del filme se le ocurrió filmar otro mucho más alternativo y personal con uno de los protagonistas, Gyllenhaall, que, precisamente, compitió en la sección oficial del festival donostiarra: «Pude hacer "Prisioners", que es más convencional, porque tenía "Enemy", donde me había movido con una libertad absoluta. Cuando llegué a Nueva York me di cuenta de que tenía que hacer "Enemy"porque no sabía qué iba a pasar después de filmar una película de estudio. Me daba miedo. Me estaba arriesgando mucho, aunque tuve suerte porque los productores querían protegerme más que controlarme». Por ejemplo, el realizador no se preocupa de hacer un resumen al final de todas las pistas que ha ido dejando durante la trama, como suele ser habitual en este tipo de género filmado en Hollywood. «Por supuesto que tuve presiones, pero en los primeros pases con gente vimos que funcionaba y dejé de correr el riesgo de que lo cambiaran». Si algo se nota en su estilo, tanto en el más underground como en lo más convencional, es que confía en el cerebro del patio de butacas: «Claro que pienso que el público es muy inteligente. Mi problema con los grandes estudios es que creen que la audiencia es vaga y eso me parece completamente incierto».
¿Le permitirán carta blanca tras la nueva acogida?» Ojalá. Quiero libertad. Haré otra película en Estados Unidos si encuentro la misma falta de ataduras. No es una cuestión de ego, es la única manera en que sé hacer las cosas. Si no puedo dirigir de la manera en que quiero, no soy nada bueno. Por eso resulto un muy mal director de cine comercial. Ganaría mucho más dinero si fuera capaz de dirigir cosas como anuncios, pero no me sale».
Un actor «que cabrea»
Si algo ha sacado de esta experiencia es un actor para toda su carrera, Gyllenhaal: «Creo que nos va a sorprender mucho en el futuro porque se está haciendo más adulto y más fuerte. Por mucho que le quiera, debo admitir que muy a menudo me cabrea. Hemos pasado un mes juntos y es casi como mi hermano pequeño, me conoce también que sabe qué parte de mí se hace vaga y trata de provocarme. Sé que soy mejor director con él. Queremos volver a trabajar juntos, pero tenemos que ir a terapia de pareja primero. La verdad es que hace tiempo que soñaba con tener una relación así con un actor».
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