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Zverev gana a Medvedev y elimina a Nadal de la Copa Masters

El español, que se había impuesto a Tsitsipas, necesitaba el triunfo del ruso para seguir adelante, pero perdió por 6-4 y 7-6 (7/4)

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El mordisco y unas palmaditas al trofeo con una enorme sonrisa, como diciendo: «Qué bien que estés conmigo». Así recibió Rafa Nadal la copa que acredita que va a acabar 2019 como número uno del mundo. Será la quinta vez que termina el año en lo más alto, tras 2008, 2010, 2013 y 2017. «Estoy muy contento, nunca pensé estar aquí con 33 años y después de todo lo que he pasado, de las lesiones», afirmó el balear. Nadie en la historia concluyó el curso con la corona a una edad tan avanzada. La pena para él fue que no pudo poner la guinda clasificándose para las semifinales de la Copa Masters. Sí cumplió su parte con una nueva remontada, esta vez ante Tsitsipas (6-7 [4/7], 6-4 y 7-5), de puro pundonor y en el que tuvo momentos de gran juego, pero necesitaba un favor de Medvedev, que venciera a Zverev, y eso no sucedió (6-4 y 7-6 [7/4]). Así, las semifinales las jugarán hoy Federer y Tsitsipas (15:00) y Thiem y Zverev (21:00).

De un tiempo a esta parte tanto Rafa como su equipo aseguran que ser número uno no es un objetivo como tal, es una consecuencia de estar sano, pero claro que le puso contento al zurdo, cómo no. «Mejor ser el uno que el dos», suele decir también. Por eso ha cuidado su calendario. Lleva 60 partidos y como mucho jugará cinco más la próxima semana en la Copa Davis, cuando normalmente las temporadas en las que no le han castigado las lesiones superaba los 80 e incluso los 90. Esto no quiere decir que sus resultados hayan sido peores: en 13 torneos ha participado y ha llegado al menos a semifinales en todos menos en dos (Abierto de México y la Copa Masters), con cuatro títulos (Roma, Roland Garros, Montreal y Abierto de Estados Unidos) y una pequeña crisis de confianza en abril, al comienzo de la gira europea de tierra, que dejó atrás para llegar a París con optimismo y conquistarlo con la solvencia de siempre.

Y si en Londres, en el torneo de los «maestros», no está en la penúltima ronda es por un pelo. «He hecho todo lo que he podido», aseguró el manacorense de su partido con Tsitsipas. Otra remontada sumó el español ante un rival que había vencido sus dos duelos anteriores (a Zverev y Medvedev) en dos sets y que aunque ya tenía el pase a semis asegurado, puso mucho empeño. «Quería ganar, pero no he muerto en la pista», afirmó después. Sí pareció darlo todo, la verdad.

Nadal siempre tuvo voluntad de llevarse el encuentro. Lo que empezó siendo un duelo muy igualado al saque creció y creció. Tsitsipas se llevó el primer set en el tie break y hasta que pasaron 16 juegos, más ese desempate, no llegaron las dos primeras pelotas de break del partido, ambas para Rafa. Esa vez se salvó el griego, para ceder a la cuarta y llevar el partido al empate a un set y a otra dimensión. Nadal iba teniendo cada vez las ideas más claras: al ataque en cuanto pudiera. ¡A la red! Y amenazó y amenazó el saque de su rival, al que hizo correr una barbaridad. Hubo más pelotas de ruptura desaprovechadas por el español hasta que con 5-5 conectó una derecha en carrera espectacular que ni Tsitsipas se lo podía creer. Menuda cara se le quedó. Así se generó la novena oportunidad, con la que logró el segundo break, que ratificó después. Cerró el partido sin ninguna pelota para perder su servicio en contra. «Pasar horas en pista me ayuda a jugar mejor y mejor», aseguró el español, que ya tiene olvidada su lesión en la zona abdominal.

El «problema» de ese triunfo fue que dejaba eliminado al hombre que tenía que ayudarlo. Pese a ello, Medvedev le plantó cara a Zverev, sobre todo en el segundo set, que llegó al desempate. El poderoso servicio del alemán fue la clave. Podrá seguir defendiendo el título de 2018.