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Deportes
Brandon Moreno: “Mi hermano siempre ha sido mi ídolo”
El boxeador madrileño comienza su carrera en el campo profesional con un récord inmaculado (5-0-0) y buscará lograr lo que no pudo hacer Ángel en marzo: ser campeón mundial
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Tener miedo a la derrota siendo deportista es lo más lógico del mundo; al fin y al cabo, un deportista es un competidor, y su éxito se medirá por el ratio de victorias y derrotas que albergue en su palmarés. Ya sea en el motociclismo, en el tenis, en la halterofilia o en el boxeo. Quizá en este último deporte caer sea más importante: mancillar un récord inmaculado puede suponer que te contraten para una pelea o no, que se fijen en ti para un próximo evento o no o que, definitivamente, una carrera se acabe… O no. Por eso, Brandon Moreno no tiene miedo de no llegar a ser lo que su hermano, Ángel Moreno, pero sí de perder y despojarse del invicto (5-0-0) que le pertenece. “Cuando ves que tus amigos van a un cumpleaños y comen tarta y tú no, cuando ves que ellos salen y tú descansas, cuando ves en perspectiva todo el esfuerzo que pones durante tanto tiempo y piensas que puedes caer… Claro que te da miedo perder”.
Aunque puedan ser cábalas o imaginaciones, el miedo de todo boxeador siempre está ahí. Brandon acaba de saltar al campo profesional y lo cierto es que, por el momento, no conoce el sabor amargo de la derrota. Sin embargo, sí ha claudicado en la competición amateur, donde tiene un largo recorrido; ha llegado a incluso entrenar con la selección española: “Estuve entrenando con ellos. Iba cuando podía, me concentraba con ellos de vez en cuando… Pero el trabajo y los estudios me impedía estar con ellos al 100%, todo lo que me hubiese gustado”.
Por ello decidió dar el paso de saltar al campo profesional, para poder volcarse en cuerpo y alma a lo que realmente ama. Todo llegó de manera inesperada: “Mi entrenador, Tinín Rodríguez, y mi mánager, Óscar Zardain, me dicen que hay un nuevo proyecto y que si quería ser profesional”. No se lo pensó: dice que “así puede entrenar bien”, que es lo que nunca pudo hacer durante su etapa de amateur, y dedicarse a ello de manera plena.
Los cambios han sido duros: lo que más se nota en esto de la profesionalización es la exigencia, la adaptación a un nuevo ecosistema de entrenamientos, dietas y compromiso mucho más acusado. Quizá antes el volumen de combates estuviese más concentrado, pero el campo profesional requiere de un compromiso mayor: “Ahora mismo entreno mañana y tarde. Para mí el boxeo ahora mismo es un trabajo; no gano mucho dinero con ello, pero voy dos horas por la mañana y dos por la tarde mínimo. Luego que si cuídate la dieta, que si sólo descansamos el domingo…”. Detrás de todo esto está Tinín Rodríguez, su entrenador: “Llevo con él desde que empecé, no conozco otra manera de llevar el boxeo que no sea con él. Es de lo mejor de España, si no el mejor”.
A Brandon, quiera o no, le persigue una sombra aún más larga que la suya: la de su hermano. No por exigencia o por tener que demostrar nada a nadie, sino porque Ángel Moreno se ha labrado un nombre dentro del boxeo nacional y Brandon no quiere ser “el hermano de”. Pero, ¿quién no ha comparado nunca a Marc con Pau (Gasol) o está empezando a hacerlo con Álex y Marc (Márquez)? “Presión ninguna: él no ha ganado el mundial pero lo ha disputado, y para mí es un orgullo. Mi hermano es mi espejo, siempre ha sido mi ídolo y siempre lo va a ser. Para mí es un ejemplo a seguir; ojalá pudiese hacer lo que ha hecho él, y si puedo superarlo, mejor”. Con una sonrisa en la boca dice que “dentro del ring ahora pueden guantear de tú a tú” y que “él es mejor”, y con otra más grande afirma que “fuera del ring son hermanos más allá de la sangre”.
Sobre el futuro no hay nada escrito y Brandon está cómodo así. Como objetivo para el año 2020 se pone “seguir invicto” y “disputar algún título intermedio”, y a modo general, sueña con “verse campeón del mundo”, como lo intentó su hermano el pasado mes de marzo. Porque Ángel siempre fue más de golpes curvos, pero el golpe favorito de Brandon es el recto de derecha. Y Ángel comenzó a boxear hace seis años, pero Brandon lleva más tiempo. Son diferentes, pero la sangre siempre les va a unir e, inevitablemente, las comparaciones siempre van a estar ahí. Aunque sean más un orgullo que un lastre.
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