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Copa ATP: un gran Goffin y la humedad tumban a Nadal (6-4 y 7-6)

El español pasó un mal rato por el calor. La eliminatoria entre Bélgica y España se decidirá en el punto de dobles, ya que Bautista superó antes a Coppejans

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Nadal se lamenta durante su partido ante Goffin en la Copa ATPCRAIG GOLDINGEFE

Un ventilador, toallas con hielo, serrín para que la raqueta no le resbalara de las manos, las palabras de Francis Roig, su entrenador y capitán de España en la Copa ATP, y toallas, toallas y toallas... Pero no había consuelo para Rafa Nadal en la noche de Sidney, que ofrecía unos 27 grados que no son una exageración, pero unidos a la humedad le hacían sudar y echar líquido por su cuerpo de forma abundante. Eso unido al gran rival que tenía enfrente, un espectacular Goffin que hizo un partido inmenso y que ya le había vencido una vez, desembocó en la derrota del balear (6-4 y 7-6 [7/3]) en el segundo punto de la eliminatoria entre España y Bélgica. Como Bautista había ganado el primero a Coppejans, el ganador final saldrá del partido de dobles que se disputa a continuación. Australia espera en semifinales.

La cara de Nadal lo decía todo. La sensación de agobio fue constante en el número uno del mundo, que nunca encontró su lugar en el partido. Cierto que las condiciones afectan a los dos tenistas (Goffin reconoció después que se cambió hasta de zapatillas, porque salia agua de ellas), pero el zurdo nunca se supo adaptar. Ya pronto tuvo que salvar el primer 0-40. Y repitió marcador en contra con 2-2, sufriendo la ruptura en esta segunda ocasión. La primera cuesta la superó el español, que al siguiente juego logró la contra ruptura. No se lo terminaba de creer Goffin. Francis Roig le pidió a su pupilo algo más de intensidad en el saque, que con el primero no estaba haciendo daño, y el encuentro entró en ese momento en el que parecía que Nadal iba lanzado. Se puso por delante y logró otro 0-40. Son dos grandes restadores los que había en pista. Pero no aprovechó la oportunidad Nadal, también porque no se achantó su oponente, valiente en los momentos delicados y con una facilidad enorme para jugar al tenis, para meterse en pista y encontrar golpes ganadores y tiros a las líneas sin aparente esfuerzo. Y eso que es pequeñín, nada que ver con el tipo de tenista actual grande y cañonero. Llegó entonces una de las imágenes de la noche, cuando Nadal hizo un saque y al impactar con la bola la explosión de sudor fue tremenda (aquí se puede ver el vídeo). Pidió toallas para secar el suelo. Y Goffin siguió a lo suyo para llevarse el primer parcial después de otro break.

Hasta los pantalones tenía calados el español, que se tuvo que cambiar. Pero sus gestos siguieron igual. Desesperado, sin encontrar su juego, el segundo set también lo empezó a remolque. Los “Vamos Rafa” de la grada que se oían en Sidney (es un grito universal, no sólo español) tampoco le servían de consuelo. Francis Roig le decía que tenía que tirar y Rafa ponía cara de no tener nada claro. Era un momento para sobrevivir sin más. Su rival disfrutaba y amenazaba y podía dispararse hasta la victoria. Otro break hubiera sido “mortal”, pero Nadal fue sacando sus servicios como pudo, a trompicones, para que el segundo parcial siguiera de alguna manera parejo, esperando a ver si las fuerzas volvían. Todo empieza en la cabeza, en creer. Y el español es de los que lo hace hasta el final. Parecía imposible, pero llegó la reacción, los tiros más profundos del balear, la derecha paralela marca de la casa, para que Goffin dudara por fin. 15-40 para el zurdo, salvado en primera instancia por el belga, pero con otras dos opciones más de ruptura, break y 4-4. El moribundo estaba vivo. El segundo set seguía abierto. La batalla moral cambiaba de lado, pero se llegó a un tie break emocionantísimo. Las fuerzas estaban igualadas, pero un mal comienzo del español fue decisivo: con una caña y una derecha fuera permitió al belga ponerse 1-3. Después, jugó de cine Goffin: una derecha a la línea, un saque cortado abierto, la resistencia desde el fondo y el puño por fin en alto pese a la resistencia del número uno del mundo.