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El once del Real Madrid de Zidane contra el Atlético en la Supercopa

El entrenador francés da vueltas a su equipo

Previa encuentro Real Madrid - Atlético de Madrid
Previa encuentro Real Madrid - Atlético de MadridTeresa Gallardo

En el fútbol se instalan unos tópicos a los que luego parece imposible no recurrir y que se usan, además, para explicarlo todo. De Zidane se dice que tiene flor: una metáfora sin mucha poesía para dejar claro que es un hombre al que la suerte le sonríe. Puede que parte de eso sea cierto, que Zidane sea un hombre al que la fortuna le ha tratado bien, pero sobre todo se dice para minusvalorar su trabajo como entrenador. Primero se dijo que más que entrenador preparado, lo que sucedía era que tenía carisma y con eso le valía; después que era cuestión de los futbolistas, que así cualquiera; y cuando los resultados empezaron a ser abrumadores, cuando los hechos fueron irrefutables, se explicaron asegurando que era un hombre afortunado, que gracias a esa flor había ganado nueve títulos, 3 Champions seguidas y que por ella está cerca de conseguir el décimo. «Me veo mejor que en mi primera etapa y progresando. En la vida, no sólo como entrenador, aprendemos de las situaciones y de la gente de alrededor. Me gusta escuchar mucho a la gente que trabaja conmigo porque son muy válidos. Eso me hace progresar como entrenador y persona. Ese es mi objetivo», decía ayer el entrenador francés. Y no hay equipo como el Atlético para medir la habilidad táctica de los entrenadores. Te cierra las puertas, se dispone a sufrir y como te despistes te mata. Lo vivió el Barcelona en la semifinal y quién sabe si firmó el despido de Valverde.

Para Zidane es un examen más, pero llega después del encuentro contra el Valencia, donde la mano del francés se vio más que nunca en el equipo. Con bajas arriba, ese partido le pedía cinco centrocampistas y posesión de balón, aunque a cambio perdiese profundidad. Le salió perfecto. «Cuando tienes tanta gente de toque en el medio la posesión es mayor. Con más delanteros el juego es más directo y vertical. Ahora tenemos más control, aunque somos menos directos. Lo bueno es tener la variación en función del rival que tengas en frente para ser más dañinos. Es una cuestión del míster y lo está manejando de una manera extraordinaria», explicaba ayer Sergio Ramos. Porque Zidane, esta temporada, está siendo más intervencionista que nunca, cambiando de hombres o de dibujo, cambiando de forma de jugar según este el equipo o vea al rival. Por ejemplo, en Liga, tras el empate contra el Villarreal, Zidane reconoció que había sacado un equipo con Jovic junto a Benzema y con Lucas Vázquez y Bale en las bandas porque quería centros al área, ya que pensaba que el rival tenía problemas en esos balones cruzados.

Contra el Valencia pensó que tenía que dominar el choque y tener la pelota porque era la mejor arma para atemperar a un rival que se aprovechaba de las pérdidas para salir rápido. El Real Madrid tuvo el dominio y, sobre todo, jugó muy arriba, para evitar errores. Zidane había estudiado al rival y tenía un plan muy claro: «Lo de la flor no va a cambiar y eso depende de cómo piense cada uno. Estoy para trabajar y me gusta lo que hago. El resto no lo puedo cambiar. Yo sigo fuerte y convencido de lo que hago en el campo», explicaba ayer cuando le preguntaban por el porcentaje de suerte que se atribuye a sus éxitos. Contra el Atlético está por ver si repite el mismo esquema, si quiere controlar el partido o prefiere ser algo más profundo: «Preparamos los partidos en base a la fase defensiva y ofensiva del rival. Es importante saber lo que te vas a encontrar y nada más. No creo que tenga tantos recursos tácticos como has dicho», respondía ayer el entrenador.