Kobe Bryant
El día que Kobe Bryant se convirtió en un jugador único
No hay ningún otro en la historia de la NBA al que su equipo le haya retirado sus dos camisetas
Hay una hazaña en la historia de la NBA de la que sólo puede presumir Kobe Bryant. Más allá de los 81 puntos a los Raptors, de sus títulos, de los premios... Kobe Bryant es el único jugador de la historia de la Liga al que una misma franquicia le retiró dos dorsales, el 8 y el 24. Son los números con los que, en palabras de Magic Johnson, «se forjó la leyenda del mejor jugador que ha vestido la camiseta púrpura y oro, el mejor jugador de la historia de los Lakers». Kobe aterrizó en la Liga obsesionado con la figura de Jordan y después de 20 años se convirtió en un clon de «Air». Diez años con el número 8, tres títulos y 16.866 puntos. Otros diez años con el 24, dos anillos más y 16.777 puntos. Legendario en ambos casos el cuarto máximo anotador en la historia de la Liga.
«Para mí no se trata de que mi camiseta esté ahí, sino de las que estaban antes que las mías. Sin esos jugadores no podría estar hoy aquí. Ellos me inspiraron a sacar lo mejor de mí. Jerry Buss creyó en un chico delgaducho que venía de Philadelphia. Creo que los aficionados nunca han sabido lo presentes que los tenía. Han estado conmigo a las 5:30 de la mañana cuando iba a entrenar. Esas enormes expectativas que teníais puestas en el equipo y en mí me empujaban cada mañana. Muchas gracias. Gracias por ser una inspiración para mí. Lo importante no es el destino, sino el viaje. Os quiero», acertó a pronunciar un Kobe desconocido en el descanso del partido entre sus Lakers y el que era en diciembre de 2017 el mejor equipo del mundo, los Warriors de Golden State. Rodeado de su familia, con la voz temblorosa y desbordado por la situación, el cinco veces campeón de la NBA, dos veces campeón olímpico, el 18 veces «All-Star»... se mostró más humano que nunca.
La leyenda de Kobe Bryant no hizo más que aumentar con la retirada de los dos dorsales. Ningún jugador de la historia ha anotado 40 puntos o más a todos los equipos de la Liga sin excepción. Sólo los 100 puntos de Wilt Chamberlain superan los 81 que anotó a los Raptors de José Manuel Calderón; nadie se destapó con 60 puntos en la noche de su despedida; nadie fue titular tan joven en un Partido de las Estrellas y de nadie dijo Michael Jordan: «Cuando veo sus partidos, veo mucho de mi forma de jugar». Ante ese Kobe y ante el que la NBA se rindió de forma unánime entonces, incluido su ex compañero Gasol –«mi hermano», como dice Pau–, aparece el otro Kobe...
Aparece el jugador que fue acusado de violación, aunque luego se le retiraran todos los cargos; el jugador al que Phil Jackson calificó como «imposible de entrenar»; la estrella que sembraba el pánico en el vestuario entre sus compañeros novatos menos cualificados; el jugador al que las estrellas del equipo calificaban como el mayor ego de la Liga; el jugador que no renunció a contratos multimillonarios para favorecer la reconstrucción de la franquicia californiana; el jugador del que se aseguraba que vetaba fichajes que le pudieran restar protagonismo... Kobe también fue todo eso, aunque las dos camisetas que cuelgan en la casa de los Lakers se centren en lo importante: él fue uno de los más grandes. Y con 41 años ya se ha convertido en leyenda.
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