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Bartomeu calma a Messi y Abidal sigue en su puesto

Crisis en el Barça El presidente capea como puede la guerra abierta entre el director deportivo y la estrella del equipo sin destituir por ahora al francés. El club lleva un 2020 nefasto

Messi, a jugar hoy contra el Athletic Club los cuartos de final de la Copa del Rey; y Abidal, a seguir buscando un atacante para suplir las bajas de los lesionados Luis Suárez y Dembélé. Así ha quedado la guerra abierta en el Barcelona... de momento. Pero la herida sigue latente, no se ha cerrado, y la situación en el club es complicada, como continuación de un 2020 esperpéntico que ha tenido como punto culminante hasta ahora el enfrentamiento entre la estrella del equipo y el director deportivo. La situación explotó con el presidente Josep Maria Bartomeu en Bruselas en un acto institucional y, según publicó «Sport», desde allí se puso en contacto por teléfono con ambos para calmar la tensión e intentar arreglarla por la vía pacífica, sin tomar medidas exageradas. Fue una jornada de teléfonos primero y de cara a cara después. Bartomeu volvió de urgencia de la capital belga y se reunió con Abidal para tratar de enderezar la situación sin que el incendio, que ya estaba en marcha, se llevara por delante a nadie.

Porque el «combate de boxeo» era de los buenos:

En un rincón, Abidal, que acusó a los jugadores de ser los responsables de la destitución de Ernesto Valverde, incluso insinúa que algunos son vagos al decir que «no trabajaban mucho» con el antiguo entrenador.

En el otro rincón, Leo Messi, que no suele «pelear» mucho en público fuera del césped y, por tanto, si esta vez lo hizo, y de forma tan contundente, puso a todo el mundo en alarma. El «10» se dio por aludido con las palabras de Abidal en «Sport» y respondió a través de Instagram que «dijera nombres para no salpicar a todos y alimentar cosas que se dicen y no son ciertas». Se desliza que Messi puede estar harto de que se le acuse de todo lo que sucede en el club, de poner y quitar entrenadores, pero su calentón es más reprochable. Es el capitán y dada la situación del equipo, que no es dramática, pero tampoco ideal, montar ruido no ayuda.

La plantilla se ha puesto de su parte y Quique Setién hizo lo que pudo en rueda de prensa con un «a mí habladme de fútbol» y esquivando la cuestión de la crisis del club que el nuevo entrenador asegura no va a afectar a lo que suceda en el campo. Y lo que le viene al club en lo deportivo no es fácil: los cuartos de final de la Copa contra el Athletic Club a partido único en San Mamés. La eliminación de otro torneo volvería a levantar el vendaval que supuso caer en las semifinales de la Supercopa de España contra el Atlético de Madrid.

Justo en ese encuentro en Yemen fue el principio de un 2020 en el que el Barcelona no está dando una a derechas. La derrota ante los rojiblancos desencadenó el adiós de Valverde del banquillo, aunque según el propio Abidal y Bartomeu la idea se estaba gestando desde antes, desde el empate en el Clásico contra el Real Madrid en diciembre. La gestión de la marcha del Txingurri no pudo ser peor, todo público, se le buscaba sustituto casi de forma televisada mientras él estaba en su casa, pues había dado descanso a la plantilla. Es más, el lunes siguiente a la Supercopa, por la mañana, dirigió el entrenamiento, cuando por la tarde iba a ser fulminado. La marcha del técnico no pudo ser más elegante, sólo agradecimientos. Se fue dejando al equipo primero en LaLiga y ahora es segundo, tres puntos por detrás del Real Madrid.

El mercado de fichajes de invierno, con Abidal también como implicado, fue el siguiente capítulo del enero negro del Barcelona. Se operó Luis Suárez de una rodilla y la recuperación va para largo, prácticamente hasta el final del curso, de ahí que se optó por buscarle un sustituto, un «9» para la delantera del Barça. De nuevo fue todo casi público mientras fallaban las opciones de Rodrigo, Bakambú, Aubameyang, Werner... Finalmente no llegó nadie, pero sí se vendió, entre otros canteranos, a Carles Pérez, pensando que Dembélé estaba a punto de regresar. Pero lo que ha sucedido es que el francés ha vuelto a caer y también se pierde lo que queda de temporada y Quique Setién tiene ahora a un jugador menos para el ataque. La lista de delanteros se reduce a Messi, Griezmann y Ansu Fati. Como la lesión de Dembélé es de larga duración, el reglamento permite al club azulgrana ir a fichar fuera de mercado, aunque sólo podría contratar a un jugador que esté en España. Los primeros nombres han salido: Ángel, lo que ha enfadado al Getafe; Loren, al que Setién conoce bien del Betis; Willian José, que estuvo cerca de irse al Tottenham hace unos días; o Stuani, el Pichichi de Segunda, que juega en el Girona.

Mientras los jugadores se ejercitaron con aparente normalidad. Messi fue el último en saltar al campo de la Ciudad Deportiva, y lo hizo solo. «Hablamos un minuto de la situación por la necesidad de centrarnos en la importancia del partido de mañana [por hoy]. », aseguró el entrenador, que dijo haber visto a Leo «sonriente, como ayer y el resto de días». «Le encanta venir aquí y le encanta entrenar», insistió Setién. Después de la breve charla propuso un juego para implicar a todos y sacar las primeras risas a los jugadores, para intentar aparentar la mayor normalidad posible. Messi se acercó mucho a su amigo Alba. Como siempre, serán los resultados los que midan el grado de la crisis. Una derrota y la bomba se reactivaría.