Copa del Rey de Baloncesto
Sí, todos confiaban en Llull, pero...
Su explosión en los cuartos de final no oculta que el Real Madrid vive más cómodo con Campazzo a los mandos
Restaban 3:51 para el final del partido de cuartos ante el Bilbao Basket y Sergio Llull estalló. En el centro de la pista lanzó un grito y agitó con violencia los brazos como el que se ha quitado un enorme peso de encima. Acababa de anotar doce puntos seguidos (tres triples, una canasta de dos y un tiro libre) en menos de tres minutos. La amenaza de los bilbaínos para el tramo final (75-70) se había quedado en nada (87-74). “En ningún momento se dudó de él, al menos en el equipo. Lo necesitamos para conseguir cosas importantes”, destacaba el Facu Campazzo en las tripas del Martín Carpena después de la victoria de los de Laso.
Los 19 puntos de Llull junto a la forma y el momento en que llegaron recordaron la mejor versión de un jugador que no hace tanto era el mejor rompepartidos de Europa. En el vestuario del Madrid sigue siendo el alma del grupo, pero en la pista otros han asumido un liderato del que le han apartado las lesiones en los últimos meses. Después de ganar la última Liga Endesa en el Palau no pudo ser más tajante: “He estado dos años en la mierda”. Esa “estancia” por la lesión en el cruzado se prolongó esta temporada con unos problemas musculares que le alejaron de las canchas durante casi dos meses. Cayó el 24 de noviembre y no pudo reaparecer hasta mediados de enero, un mes antes de la Copa. Su regreso coincidió con la etapa más oscura de la temporada. Hubo cuatro derrotas seguidas: tres en la Euroliga (CSKA, Khimki y Anadolu Efes) y una en la ACB (Baskonia). Fue como si su bajo estado de forma tuviera un efecto contagio. “Nos debe preocupar volver a encontrar nuestra forma de jugar, nuestro ritmo, nuestra defensa y encontrar la chispa que hemos perdido”, declaró.
Llull está reinventándose. La confianza de sus compañeros, de la directiva y del cuerpo técnico es absoluta. “Mi confianza en él es altísima. Nos ha dado muchas noches de gloria y nos va a dar muchas más. Es inteligente y sabe lo que pienso, así que no tengo que decirle nada”, comentó Laso antes de aterrizar en Málaga. Él aseguro en LA RAZÓN estar “tranquilo, trabajando bien y con la confianza de la gente que tengo que tenerla... la confianza del entrenador, de mis compañeros y del club así que voy a seguir trabajando para que se vuelva a ver mi mejor versión”. Tiene asumido que debe readaptar su juego -"antes de cumplir los 30 años lo basaba mucho en mi físico, sabía que no me podían parar, y ahora hay que adaptarse", ha comentado-, pero en la Copa ha reaparecido el Llull más auténtico. En Málaga ha vuelto el jugador que lidera parciales decisivos, que cuando entra en racha es imparable... el Llull de siempre. Ya lo advirtió Javi Salgado, ayudante de Álex Mumbrú: “Es imprevisible porque lo mismo te mata con un triple de nueve metros que con sus penetraciones”.
Fue el brazo ejecutor del Madrid en el último cuarto, pero sus “mandarinas” y su explosión en el tramo final no pueden ocultar que el equipo va más fluido con Campazzo a los mandos. El base, Deck y Tavares fueron determinantes contra el Bilbao. Sobre todo el “Facu”. Con él en pista el grupo está más engrasado en ambos lados de la cancha. Defiende como nadie y en ataque es capaz de implicar a todos los jugadores. Es lo que comentaba Jaume Ponsarnau, técnico del Valencia: “Son un equipo temible porque tiene muchos y muy buenos jugadores”. El “Facu” avisa de lo que le espera en la primera semifinal al Madrid: “El Valencia se pasa muy bien la bola, defiende muy bien y te puede lastimar de muchas maneras. Siempre se habla de que somos favoritos. Tenemos esa responsabilidad y cargamos con esa mochila, pero eso podemos transformarlo en algo positivo”. La primera transformación ha llegado con el Llull de toda la vida.
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