Triatlón
Entrevista a Miriam Casillas en la que describe el triatlón de los Juegos de Tokio: “La sensación es como nadar en un jacuzzi”
Un poco de escoliosis de niña la llevó a la natación, pero ella quería deporte al aire libre y su padre encontró la solución: triatlón. Los de Japón serán sus segundos Juegos Olímpicos
Miriam Casillas nació en Badajoz el 24 de junio de 1992 y, claro, cuando le preguntaban... «En el año de los Juegos de Barcelona», les contestaba siempre la triatleta extremeña. Cuando la gran cita olímpica empezó en la Ciudad Condal ella apenas tenía un mes y un día. «Pero mis primeros recuerdos de unos Juegos son de allí porque mis padres me enseñaban imágenes», explica la extremeña, que este verano en Tokio disputará sus segundos Juegos después de Río 2016.
Al principio no sabía ni qué era eso del triatlón, deporte que goza de una buena salud en España, con campeones de todo tipo y con mucho practicante a nivel aficionado. Pese a ello sigue considerándose un deporte minoritario. Eso ahora, así que en el año 2000... «Cuando era pequeña junto con mi hermano habíamos hecho bici de montaña, correr, cosas al aire libre; yo hice ballet, que no es considerado un deporte, pero en el tema disciplina es lo mismo», cuenta Miriam. «Y los dos teníamos un poco de escoliosis y el médico nos recomendó la natación. Yo tenía como 12 años y estar encerrada en una piscina no era mi idea de deporte. Le dijimos a nuestro padre que ‘‘no’’, y él nos dijo que había un club de triatlón en Badajoz», prosigue. Así tenían un poco de todo: la natación por obligación, pero además correr y la bici. Su hermano ha llegado a competir a nivel internacional y Miriam ha ido más allá. A sus segundos Juegos va más tranquila porque ha logrado la clasificación con tiempo y puede preparar bien lo que le espera...
...Que no es poco, porque junto a los rivales están las condiciones, la humedad y el calor, que han llevado a la organización, por ejemplo, a trasladar a Sapporo, más fresquito, el maratón y la marcha. Pero el triatlón se queda en la capital. «Todo el mundo piensa que lo peor va a ser la carrera a pie, pero en la prueba test de Tokio lo peor fue la natación, porque el agua estaba a casi 32 grados y estás sumergida completamente y no tienes nada con lo que refrescarte. En bici o corriendo tienes un poco de aire o te puedes echar agua encima, pero nadando a esa temperatura y con esa humedad, la sensación es como nadar en un jacuzzi. De todas formas no me quejó porque a mí las condiciones de calor y humedad no me suelen ir mal», admite Miriam.
A los y a las triatletas se les considera como una especie de superhombres y supermujeres. En la distancia olímpica son 1,5 kilómetros a nado, 40 en bicicleta y después 10 corriendo, todo seguido, pero Miriam Casillas lo ve como un deporte en general, no como tres disciplinas por separado. El cuerpo tiene que tener un equilibrio porque no es lo mismo el físico de un nadador que el de un fondista o un ciclista. Pese a la dureza, la extremeña asegura que en los entrenamientos no suelen hacer salvajadas: «Lo difícil es hacer mucho todos los días, la fatiga acumulada día tras día, semana tras semana». Y al final no todo depende de la buena preparación, porque una carrera se puede escapar por una mala transición (cuando pasan del agua a la bici, un descuido puede hacer que se escape el grupo de cabeza y eso, según Casillas, «puede ser una diferencia de 20 puestos») o por otros factores. «Hace dos años, tras una lesión, al volver parecía que en cada competición me pasaba algo: en una de las primeras se me rompió el cambio de la bici, que es electrónico; logré seguir... pero pinché», recuerda. Peor fue lo que le sucedió una semana después: «Tuve una caída en bici, continué, hacía frío y cuando bajamos a correr no lograba ponerme una zapatilla y no sabía el motivo. Al final lo hice, pero no podía correr, no sentía los pies... Me la quité y vi que tenía el pie entero morado e hinchado, no estaba roto, pero no pude acabar esa prueba. Cosas así nos pasan, u otras como perder las gafas nadando», continúa.
«Tengo la cabeza en Tokio», insiste. Tanto que incluso ha dejado algo de lado los estudios de medicina, que terminó en 2017: «Ni me he preparado ni me he presentado al MIR porque ahora es cuando puedo hacer el triatlón. Después me gustaría dedicarme a la medicina». Psiquiatría, cardiología y ginecología, «aunque sean muy diferentes entre sí», son las especialidades que le gustan. Pero eso ya llegará. Otras tres especialidades ocupan ahora su mente: natación, bicicleta y correr. Es decir: triatlón.
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