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Braithwaite, entre Larsson y Romerito

El danés, recién fichado por el Barcelona, se enfrenta a su primer clásico

La Liga Santander - FC Barcelona v Eibar
Martin BraithwaiteALBERT GEAReuters

Martin Braithwaite tiene trece partidos por delante para convertirse en Henrik Larsson o en Romerito. El primero llegó con vocación de suplente y acabó convertido casi en un héroe en el Barcelona que dirigía Frank Rijkaard. El segundo fue un fichaje de emergencia de Cruyff. Un jugador con un talento enorme, entre los mejores de Sudamérica en los años 80, que llegó apenas dos días antes de un clásico contra el Madrid para ser titular en el Camp Nou.

Romerito era de la generación de Maradona. Ellos fueron las dos grandes estrellas del Mundial juvenil que ganó Argentina en Japón en el 79. Y después de triunfar en el Cosmos con Pelé hizo carrera en Brasil. De allí llegó, del Fluminense, con 28 años.

Jugó un sábado con el Flu, marcó el gol de la victoria contra Inter de Porto Alegre y a las 2 de la mañana lo llamaron los dirigentes para citarlo en un restaurante. «Se tenía que resolver esa noche», contaba el paraguayo hace unos años en Infobae. «No quería ir, era muy riesgoso», añadía. En Brasil estaba empezando el campeonato y en España terminaba y Romerito disfrutaba del mejor momento de su carrera.

Pero el martes viajó, llegó el miércoles a Barcelona y, después de pasar el reconocimiento médico, Cruyff le dijo que jugaría contra el Madrid. Allí empezó y acabó casi su trayecto en el Barcelona. Jugó siete partidos, marcó un gol y se volvió.

Braithwaite lucha contra la leyenda negra del paraguayo y se mira en el espejo del sueco Larsson. El danés sí quería fichar por el Barcelona. Desde que conoció la posibilidad de fichar por el Barcelona se dedicó a estudiar, aún más, a sus nuevos compañeros de equipo.

El danés ha marcado ocho goles esta temporada, todos con el Leganés, y ofrece posibilidades diferentes en la delantera para Setién. Y el nuevo fichaje azulgrana es capaz de adaptarse a todo. Él se limita a disfrutar del momento. «Tuve que ir dos años en silla de ruedas», confiesa en una entrevista a los medios del club. «Tenía que descansar las piernas y para un niño que jugaba al fútbol era muy duro», añade.

Por eso valora más haber llegado al Barcelona. «Es maravilloso poder levantarte cada día y vivir de lo que más me gusta. Estoy muy orgulloso y agradecido», asegura. El danés utiliza su experiencia como ejemplo para sus hijos. «No hay límites para lo que puedes hacer», asume. «Quiero enseñarles que si su padre pudo hacerlo, ellos también». Pero para eso hay que esforzarse. «No me gusta el conformismo. Si me comprometo con algo voy al cien por cien», dice. Y con el Barça está completamente comprometido.

Braithwaite también tiene sus modelos. El primero fue Ronaldo, el brasileño, pero ahora es Messi el que ocupa ese lugar. «Si el fútbol fuera una religión, Leo sería su Dios», reconoce.

Él sabe que es la oportunidad de su vida y quiere completar los cuatro años y medio que ha firmado de contrato. Para ello se esfuerza y también lo hace su entrenador. Setién lo incluyó en la convocatoria para viajar a Nápoles entre semana. Quique tiene pocos jugadores y no quiere desperdiciar un minuto en la integración del jugador danés. Lo necesita porque la plantilla es corta. Y las ganas de Braithwaite son enormes.