Fallece Amadeo Carrizo, el portero que empezó a jugar con los pies

Todos los porteros argentinos son hijos de Amadeo Carrizo. Defendió la portería de River Plate durante 24 años -debutó a los 19 años-y todavía le quedaron fuerzas para jugar dos años más en Millonarios de Bogotá. Carrizo, considerado el mejor portero sudamericano del siglo XX, enseñó en sus 25 años de carrera que el portero también podía jugar con los pies.

En los entrenamientos le gustaba ejercitarse como delantero para practicar ese juego con los pies que le permitía salir de su área a jugar la pelota en unos tiempos en que los porteros sólo se dedicaban a parar entre los tres palos. Su dominio del balón le permitía también comenzar el juego de ataque de su equipo con precisos pases largos.

Carrizo salía del área a regatear a los contrarios y era capaz de atrapar la pelota con una sola mano en las salidas. Su idea era demostrar que el portero también era un futbolista, que él había elegido ser portero cuando parecía que a la portería sólo iban los gorditos o los menos dotados. Su peculiar manera de jugar le valió la admiración de Lev Yashin, considerado el mejor portero del mundo en su época, que le regaló los guantes la única vez que se enfrentaron.

Carrizo fue ídolo de River, pero le faltó triunfar con la selección. Nunca se recuperó del 6-1 que encajó en el Mundial de Suecia 58 contra Checoslovaquia.

Pero su figura fue tan grande que el Senado argentino instauró la fecha de su nacimiento, el 12 de junio, como el Día del Arquero. Su casa era River, allí fue reconocido como presidente de honor. Y con ese escudo estuvo 761 minutos imbatido, hasta que en un partido contra Vélez un joven Carlos Bianchi rompió el récord.

A los 93 años ha fallecido en Buenos Aires.