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La razón de por qué los planes de regreso en Italia no gustan a LaLiga

Uruguay y Brasil, mecas del deporte en América, contraatacan al COVID-19
Maracaná, vacíoAntonio LacerdaAgencia EFE

En Italia, las previsiones más optimistas ya hacen planes sobre cuándo y cómo regresar y a nadie se le ocurre pensar que el regreso no va a ser matizado. Si consiguen bajar las cifras y esperan ir haciéndolo, el plan es ir abriendo la mano muy poco a poco, viendo las trabajos menos peligrosos para el contagio y de qué manera puede salir la gente a la calle.

Si hay planes para algunas industrias, incluso ya al final, para bares o restaurantes y puede que cines, siempre que se cumplan algunas medidas y se haga de manera escalonada y probablemente respetando algunas distancias; para el fútbol, al menos con público, el regreso es un misterio: nadie le pone fecha ni se atreve a valorar cuando se van a poder permitir las grandes aglomeraciones.

El Calcio fue el primer campeonato de Europa que se paró, cuando vieron que era imposible seguir jugando sin provocar más contagios. LaLiga le siguió. Pero ninguno tiene claro qué fechas fijar para un regreso.

Pese a las reuniones, nadie tiene claro ni cómo ni cómo. Unir a mucha gente para ver un partido se ha demostrado ser una fuente de contagios, como sucedió en el Atalanta-Valencia y está por ver que se quiera volver a la competición con la puerta cerrada.

El fútbol se plantea todos los escenarios, pero todos están marcados por la misma incertidumbre que maneja el Gobierno italiano sobre el regreso: primero trabajos no peligrosos, después ir abriendo la mano siempre que se respeten ciertas reglas. ¿Y el fútbol?: nadie sabe ni contesta.