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El regreso de la Liga: “Con la realidad competitiva de los partidos llegarán las lesiones”
Los futbolistas retomarán la competición con un déficit físico, futbolístico y psicológico imposible de recuperar en tan poco tiempo de entrenamiento, y mucho más sin amistosos
No hay fórmulas mágicas en el mundo de la preparación física y mucho menos si tus futbolistas se han visto obligados a estar encerrados dos meses en su casa. El coronavirus ha puesto a los equipos de la Liga en una situación límite, porque sólo van a tener cinco semanas para ponerse a punto y competir por el título, los puestos europeos y la salvación como si nada hubiera pasado. Y sí ha pasado. «Me encuentro bien, pero no para jugar un partido entero», admitía el barcelonista De Jong al regresar al trabajo. Una frase que resume perfectamente el punto de partida desde el que arrancan los futbolistas para completar la temporada.
«Nadie va a volver al mismo nivel de forma que cuando se suspendió todo», avisa Eduardo Urtasún, preparador físico de Argentina en el Mundial 2006 y de Colombia en las Copas del Mundo de 2014 y 2018. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que ha habido un parón de casi dos meses, con lo que hay una pérdida de forma física, futbolística y psicológica muy importante. Por mucho que el jugador haya entrenado en su hogar, no son los trabajos específicos que se necesitan para una competición de alto nivel como la Liga», añade Urtasún. El confinamiento es una situación extraña y para nada se puede comparar con unas vacaciones. Lo mismo que estas semanas de trabajo no equivalen a una pretemporada al uso. «Va a haber déficits en todos los aspectos. Esto fue algo excepcional. Un jugador, salvo lesiones, nunca estuvo dos meses sin salir de casa. En las vacaciones se liberan y se recuperan psicológicamente, pero siempre hacen algo físico. Salen a correr, tienen entrenadores personales... Del parón veraniego nunca vuelven en las condiciones en las que han regresado ahora».
Y de eso no se va a salvar ninguno, por muy bien que se hayan portado en su disciplina individual durante la cuarentena. «Todo lo que se hace en casa, por mucho que esté programado, no dejan de ser entrenamientos complementarios, de esos que hacen los futbolistas añadidos de los entrenamientos colectivos. En casa no se puede simular nada parecido a la competición en el campo. Los entrenamientos sirven para replicar la competencia de la manera más fiel posible y esto en casa no lo pueden hacer», confirma Eduardo, que vaticina una pérdida importante de velocidad y de fuerza específica en aceleraciones y deceleraciones, algo clave en un deporte de esfuerzos intermitentes como el fútbol. «Esta especificidad sólo se logra con la repetición del gesto deportivo y esto no se consigue ni con la mejor máquina de ejercicios», corrobora.
Recuperar las capacidades perdidas no es cuestión de quince días, así que esto, unido al apretado calendario previsto, que incluye partidos cada tres días, conspira en favor de que el número de lesionados aumente. «Van a sufrir lesiones, algunos en los entrenamientos y sobre todo en los partidos, porque ahí está la realidad del esfuerzo máximo que cada uno tiene que dar», explica Urtasún, convencido también de que el hecho de tener que competir sin que los jugadores alcancen su nivel óptimo va a influir en las características del juego: «Ya lo hemos podido ver en la Bundesliga. Hay una lógica falta de ritmo en las transiciones ofensivas y defensivas. El aumento de las sustituciones va a paliar esta dificultad, pero también le quitará continuidad e intensidad a los partidos».
Considera que las cinco semanas de trabajo antes de la vuelta de la Liga podrían ser suficientes si incluyesen partidos amistosos, que son básicos para ir acercando al futbolista a la competición. En este regreso a la normalidad sólo van a poder hacer entrenamientos con toda la plantilla y partidillos once contra once durante diez o doce días, y el problema es que esas pachangas no tienen nada que ver con un amistoso de verdad.
Bale puede pasarse todo el confinamiento subido a su cinta de correr, pero sólo la repetición de acciones reales de juego le pueden permitir entrenar la fuerza que necesita para alcanzar los 34 kilómetros por hora en sus arrancadas. Y esto le va a faltar el día en el que el Real Madrid reanude la competición recibiendo al Eibar en el estadio Alfredo Di Stéfano. Y quizá en ese debut los jugadores tengan una falsa sensación de frescura después de tanto tiempo parados, pero la fatiga va a ir creciendo al mismo ritmo que el riesgo de lesión. «En la Bundesliga hubo 18 lesionados antes del primer partido y hasta 14 en la primera jornada. Son muchos, pero es lógico. Al inicio llegarán bien, pero a medida que se acumulen los minutos llegarán las consecuencias desagradables para todos».
Las rotaciones van a ser más esenciales que nunca, porque jugar con los mismos siempre es una quimera. «Los ritmos de juego no van a ser los ideales para los técnicos. Pero es verdad que todos parten del mismo punto y sacará ventaja el que tenga una plantilla con más jugadores de nivel. Los equipos grandes deberían aprovechar mejor las rotaciones en este caso», confirma Urtasún, que le añade al lastre de la falta de forma física el problema de la carga emocional de lo que ha sucedido. «No se puede olvidar el componente psicológico de cada uno. Habrá casos de ansiedad por el encierro vivido, por la vuelta de la competición, de la lucha por un puesto en el once titular... En la cabeza de los jugadores estará el miedo a lesionarse»...
Y en la de los preparadores físicos, el temor a una rotura muscular en cada esprint de sus futbolistas. El problema es que habrá mucho en juego, tanto por arriba en busca del título, como por abajo para evitar el descenso. El margen de error es mínimo y el nivel de preparación no será el ideal. «Los jugadores de la Premier han perdido de media un kilo de masa muscular. Para recuperarlo hacen falta no menos de dos meses», cierra Eduardo Urtasún. Un tiempo que los equipos de la Liga no tienen ahora mismo.
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