FC Barcelona
Barcelona - Athletic: Rakitic evita otro tropiezo (1-0)
El croata entró en la segunda parte y dio el triunfo a los de Setién en otro partido en el que estuvieron atascados
La solución que encontró Quique Setién era Riqui Puig. El canterano que empezó jugando con el entrenador cántabro y después desapareció, fue el revulsivo en el que pensó para solucionar el atasco que tenía su equipo. Otra vez. Falto de pegada, como sin alma, un ni fu ni fa por mucho que el control del balón fuera suyo. Le costaba llegar a portería, generar ocasiones, probar a Unai Simón, mientras el Athletic, de vez en cuando, salía, corría, o era peligroso en las acciones a balón parado. Con el tridente en el campo, con Messi, Suárez y Griezmann, apenas consiguió generar ocasiones mientras que Williams si probó alguna carrera o Ter Stegen tuvo que intervenir en un córner. El choque, en general, era igualado, pero era un partido en el Camp Nou con el Barcelona jugándose seguir en la pelea por la Liga, por mucho que se jugara sin público. El campeón necesitaba más.
Aceleró tras el descanso, todo sea dicho. Intentó meter otra marcha, poner un poco de tensión y al menos logró minimizar las contras del Athletic. Consiguió convertir el partido en un ida e ida. Parecía que el Camp Nou estuviera cuesta abajo, porque solo se atacaba en una dirección. Ya con Riqui Puig, que fue la primera opción de Setién. Las segunda fue Rakitic, por Busquets, y el croata se convirtió en el desatascador del partido. Fue en una acción embarullada, con Messi dentro del área tratando de regatear, pero se la quitaron, pero rebotó el balón y le cayó al rubio centrocampista para que resolviera con mucha solvencia, con la calidad que tiene.
El tanto fue un alivio para un equipo que repitió errores. Setién se empeña en el discurso de que no tienen un problema futbolístico, pero el equipo se estrella una y otra vez por el centro y le cuesta un mundo generar opciones de gol. La participación de los laterales es fundamental para abrir el campo, para generar espacios por dentro, pero algo no funciona en el funcionamiento colectivo. Entró Ansu Fati por un de nuevo desdibujado Griezmann. Al francés no se le puede acusar de que no lo intente: se desmarca una vez, otra y otra, pero son pocas las ocasiones en las que le buscan. El canterano es más extremo, más regateador. Lo intentó Messi con un par de disparos que lamieron el poste. Ganó el Barcelona y presiona al Real Madrid, que no puede fallar. Pero le queda tanto por mejorar al equipo de Setién...
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