Gerard Piqué
Piqué, vuestro tiempo ya pasó
El problema del Barça es que sus jugadores ya no pueden con las botas
Uno de los mayores escándalos arbitrales, si no el mayor, que han visto estos ojos en 52 años tuvo lugar el 27 de abril de 2011 en las semifinales de la Champions. El Real Madrid del gran Mourinho recibía al Barça de un Pep Guardiola que es el auténtico ser superior al gozar de una cualidad de la que carece el resto de los mortales: en lugar de mear pis, orina colonia, y de Christian Dior, que lo suyo no es cualquier cosa. Las malas artes del «meacolonia» quedaron en evidencia con una actuación teatral de sus jugadores que embelesaría al mismísimo padre de la interpretación moderna, Stanislavski. En la primera parte, Busquets se tiró al suelo como si estuviera al borde de la muerte tras un lance con Marcelo, en el que el jugador merengue no le hizo absolutamente nada.
El clímax del megaatraco llegó en el minuto 60, con un escueto 0-0 en el marcador, cuando Pepe entró a Dani Alves y el brasileño se arrojó al césped con unos aspavientos que hacían presagiar una rotura de tibia y peroné. El central portugués fue expulsado sin dudarlo por el trencilla alemán Wolfgang Stark, que en el vestuario sería premiado con una camiseta de Leo Messi dedicada. La prueba del algodón televisiva confirmó lo que presuponía el público madridista: Pepe ni siquiera había tocado a Alves. Stark dejó encarrilado el partido, la eliminatoria y la Champions.
Messi remató el gran trabajo del juez y parte germano con un gol en el 76 y otro en el 88. Éste es tal vez el episodio más cantoso de una cuasiinfinita lista de favores arbitrales que se inició en 2009 y se desarrolló durante casi una década en España de la mano de Sánchez Arminio y en Europa por obra y gracia del corrupto Platini.
Ahora, el jeta de Piqué habla de favores arbitrales al Real Madrid olvidando el descaro de esos 10 años en los que los árbitros llegaban donde no lo hacía un Barça que, por otra parte, era un equipazo. Esas «piqueradas» ponen en cuestión el coeficiente intelectual de 170 del que presume el papá de la criatura al más puro estilo Belén Esteban con su Andreíta. El «será muy difícil que el Madrid pierda viendo cómo han ido estas dos jornadas» con el que intentó calentar la Liga, dando a entender la existencia de favorcetes al eterno rival, podía hasta colar en algún Boixo Noi despistado hasta anteayer.
Pero después del papelón en Balaídos ya no le cree ni Shakira. Vuestro problema, querido Gerard, es que ya no podéis ni con las botas, que el superlativo Messi no es, a sus 33 años, el que epataba con 25 y que no tenéis un entrenador top sino un personaje que salió fracasado de Sevilla y Las Palmas.
Por más que Roures y Javier Tebas fuercen la máquina con un calendario escandaloso, que os permite un descanso superior hasta en dos días al del Real Madrid, y por mucho que os hayan puesto de árbitro el martes contra el Atleti a ese Hernández y Hernández que en lugar de la camiseta amarilla debería vestir la blaugrana, vais cuesta abajo y sin frenos, excepción hecha del descomunal Ter Stegen.
Déjate ya de excusas baratas, Gerard. Vuestro tiempo ya pasó.
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