Ciclismo

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Eduardo Chozas, un trasplante como regalo de cumpleaños

La semana pasada, al cumplir los 60 años, anunció que se había sometido a un trasplante de médula para curarse de un linfoma

Eduardo Chozas, ex ciclista, con su colección de maillots
Eduardo Chozas, ex ciclista, con su colección de maillotsTwitterLa Razón

Eduardo Chozas cumplía 60 años el pasado domingo. Una celebración que aprovechó para anunciar que se había sometido a un trasplante de médula para curarse del linfoma que padece. Una enfermedad que ha llevado con discreción, incluso para sus compañeros más cercanos en Eurosport, donde ejerce de comentarista desde hace años.

A algunos de ellos les explicó hace unas semanas que ya tenía fecha para el trasplante. Con naturalidad, sin darle demasiada importancia y sin explicar tampoco la dolencia exacta que le llevaba a tener que someterse a esa operación.

Salvo su familia y el círculo más cercano de amistades nadie conocía la gravedad de la enfermedad de Eduardo Chozas. La pandemia de Covid-19 provocó que los plazos se retrasaran y que el trasplante haya llegado más tarde de lo que estaba previsto. Mientras, él ha seguido haciendo su vida todo lo normal que ha sido posible durante el confinamiento. Ha aprovechado para ordenar y remasterizar los vídeos que guardaba de la grandes victorias de su carrera y las ha compartido en su canal de Youtube.

No fueron pocas las victorias de Eduardo. Corrió 27 grandes vueltas, de las que acabó 26 y no ganó ninguna de ellas, pero no le hizo falta para ser un grande del ciclismo de la época. En Italia los periodistas más veteranos lo recuerdan con cariño y acuden a él cada vez que viaja allí para una carrera. En el Giro ganó tres etapas y dos más en el Tour. La Vuelta se le escapó a pesar de sus 14 participaciones. En dos ocasiones corrió las tres grandes en la misma temporada, (1990 y 1991) con un rendimiento espectacular. El trigésimo tercer puesto de la Vuelta en 1990 parece un despiste. Ese mismo año fue sexto en el Tour, su mejor clasificación en la carrera francesa, y undécimo en el Giro. Un año más tarde fue décimo en la carrera rosa y repitió el undécimo puesto en la Vuelta y en el Tour.

Corrió en todos los grandes equipos españoles de la época. Se estrenó como profesional con sólo 19 años en el Fosforera-Vereco, el antecedente del Zor, con Javier Mínguez al mando. Pasó por el Reynolds de Echávarri y Unzúe, por el Teka y el Kelme y vivió sus mejores años en la Once, bajo la dirección de Manolo Saiz. En el modesto Artiach dio sus últimos pasos como profesional y se retiró con 33 años después de 14 de carrera.

Chozas nunca ha abandonado la bici. Ha seguido montando sin demasiadas pretensiones hasta hace unos años. En carreras cicloturistas o en salidas con su hijo. O en el campus que organizaba en Calpe. Para el gran público está presente desde hace años como comentarista de Eurosport. En los meses previos al trasplante ha participado desde casa en el programa de ciclismo «La Montonera». Su físico ya daba señales de que algo no estaba del todo bien, pero Chozas no faltaba a su cita. «Estaba más delgado, había perdido agilidad pero las ganas de comentar y su buen humor de siempre nunca los ha perdido», destacan en su círculo cercano.

Y si la pandemia no hubiera encerrado a todo el país en su casa hubiera seguido comentando carreras. Como si nada. Siempre bien preparado, con los «deberes hechos», como destacan sus compañeros.

Chozas se enfrenta ahora a uno de las situaciones más difíciles de su carrera, pero en buena compañía. Su esposa está siempre pendiente de él en la Fundación Jiménez Díaz, donde ha sido intervenido. El apoyo de su familia, su mujer y sus tres hijos ha sido fundamental estos últimos días.

Las previsiones lo sitúan en casa dentro de dos semanas. Con muchas precauciones, aislado durante un mes para protegerse de cualquier invasión externa que pueda atacar su debilitado sistema inmunológico en estos momentos. A partir de ahí empezará a preparar el regreso con su otra familia, la de Eurosport, que lo espera con los brazos abiertos.