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La gestión que acerca a Bartomeu a su fin en el Barcelona

El presidente, señalado tras la debacle de Lisboa, ya no tiene escudo. Habrá elecciones que pueden ser en marzo, con lo que casi agotaría su mandato, o antes si dimite la junta, que se reúne la semana que viene

Entrenamiento del FC Barcelona
El presidente del Barcelona está en su peor momentoAlejandro GarciaEFE

La «vergonzante» (palabra que utilizó Piqué) derrota del Barcelona contra el Bayern Múnich no es de ésas que se digieren y ya está, a otra cosa, a otra temporada. Los ocho goles se quedan atrancados en la garganta y ya nada volverá a ser igual a partir de ahora, o no debería. La crisis es de club, a nivel global, y no se escapan ni directiva ni jugadores ni entrenador. La decadencia del equipo los últimos años tomó forma de resultado: 2-8, una debacle todavía mayor que la de Roma o que la de Liverpool, y ya era difícil. Las grandes preguntas son: «Ahora, ¿qué?» y «¿Por dónde empezar?». Como siempre que se dan este tipo de situaciones el primero que va a saltar por los aires es el entrenador, Quique Setién, pero esta vez no se soluciona con un simple cambio de técnico. El presidente quedó tocado y cuando en Movistar le preguntaron si iba a haber elecciones, respondió que «muchas de las decisiones ya estaban tomadas» antes del desastre de Lisboa. El lunes hay una reunión de la junta directiva que se prevé caliente y de la que tiene que salir una fecha para los comicios, que podría ser enero o marzo, en cuyo caso Bartomeu acabaría prácticamente su mandato. Otra opción sería que la junta dimitiera casi al completo y se formara una gestora que adelantara los plazos. Los candidatos presionan para que no siga. En cualquier caso, entre la convocatoria y la celebración deben pasar al menos 35 días, de ahí que será todo con la temporada ya empezada, pues la Liga tiene previsto arrancar el 12 de septiembre. Ese poco tiempo y la situación del mercado deja poco margen de maniobra y un panorama oscuro para el club. Bartomeu, con los días contados, tendrá que elegir un entrenador que quizá no guste a su sustituto. Y tendrá que llegar ese preparador sin apenas tiempo para estar con la plantilla antes de que ruede el balón. Y deberán, o deberían, llegar jugadores, pero no hay dinero. El parón por el coronavirus ha dejado muy tocados a los clubes y se descartan grandes inversiones en esta ventana, de ahí que por mucho que se quiera es difícil contratar una gran estrella ahora para dar un golpe de timón. Pjanic, un centrocampista de 30 años, es el único fichaje hasta el momento. Puede ser un buen complemento, pero en ningún caso es una figura que pueda cambiar la situación ni el ánimo, como pas ó, por ejemplo, con Ronaldinho en 2003.

Lo malo del desastre barcelonista es que se veía venir y los últimos seis meses han sido ya el clímax de una gestión nefasta. Se despidió a Valverde en enero cuando iba primero en la Liga (si no se confiaba en él, ¿por qué no echarlo en verano y empezar un proyecto de cero?), lo que no sentó bien a varios futbolistas importantes. Quique Setién ha sido un sospechoso en el vestuario desde que llegó y no logró nunca imponer sus ideas. La excusa es que se quería recuperar el estilo de juego que llevó al Barça a la gloria, pero ni estilo ni resultados. Pese a la irregularidad, iba primero antes del parón por el coronavirus, pero la vuelta ha sido terrible. Y después de la Liga, la Champions, que en vez de para bien ha sido para peor. Pero además de eso estalló la crisis del «Barçagate», que está por resolverse y por la que los futbolistas pidieron explicaciones al presidente; discutió Messi con el director deportivo, Abidal, que insinuó que la plantilla era una panda de vagos; el «10» también recriminó en público a la directiva cómo enfocó de cara al exterior la bajada de sueldo cuando el coronavirus lo paralizó todo... Sólo los goles y que la Liga estaba a tiro sostenían la situación. La Liga se perdió, pero estaba la Champions. Ahora no queda nada. Ni excusas, como dijo Piqué. Lo del viernes fue la clara definición de tocar fondo... ¿O todavía se puede ir más abajo?

El Barça perdió a Neymar en 2017, se fue al PSG por la cifra récord de 223 millones, que han sido malgastados. El club invirtió casi el doble en tres futbolistas y este fue su papel en el desastre de Lisboa. Griezmann, el último en llegar (120 millones), empezó en el banquillo y salió en la segunda parte ya con 4-1. Dembélé (138 millones) ha estado lesionado casi todo el año; en realidad, casi todo el rato desde que llegó a finales de agosto de ese mismo 2017. Y Coutinho, ¡ay Coutinho!, cedido en el Bayern Múnich tras fracasar en el Camp Nou, salió al final para marcar el séptimo gol y el octavo al equipo que pagó por él 145 «kilos». Es el mejor ejemplo de cómo se han hecho las cosas los últimos años. La situación recuerda a cuando Figo se fue al Madrid en el año 2.000 a cambio de 10.000 millones de pesetas. Con ellos, llegaron al club los Overmars, Petit, Saviola, Christanval, Riquelme... y cambios continuos de entrenador. Entre 1999 y 2004, el club azulgrana no conquistó ni un título.