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Memphis, el futbolista que odia a su padre

“Nunca le perdonaré”, contesta el nuevo jugador del Barcelona cuando le preguntan por su progenitor, que le abandonó cuando tenía cuatro años

Memphis Depay celebra el gol que marcó a Austria en la Euro 2020.
Memphis Depay celebra el gol que marcó a Austria en la Euro 2020.AFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

La vida de Memphis Depay no ha sido fácil. Caer y levantarse ha sido una constante en este delantero neerlandés de ascendencia ghanesa que a los cuatro años fue abandonado por su padre. “Nunca le perdonaré, odio ser llamado Depay”, contesta siempre que le preguntan por él.

Ese sufrimiento que padeció de niño nunca lo ha olvidado y por eso en su camiseta aparece su nombre, Memphis, y no su apellido, Depay. El nuevo jugador del Barcelona nunca ha querido explicar qué paso en su casa en aquella época, “para no dar pena”, según contó a la BBC, pero sí ha dejado claro que la ruptura con su padre es “irremediable”. “Ha intentado ponerse en contacto conmigo varias veces, pero la ruptura es irremediable. No tengo relación ni con él, ni con su familia y así seguirá”, ha explicado Memphis.

Este niño que creció sin padre encontró refugio en su abuelo materno, que ayudó a la madre de Memphis, Cora Schensema, a criarle. Cuando Memphis tenía 15 años, su abuelo falleció y perdió una referencia que había sido fundamental en su vida. De nuevo tocaba levantarse después de caer. “Me dio mucha fuerza y cuidó de mí. Siempre le guardaré en mi corazón”, ha dicho Memphis de su abuelo, al que lleva tatuado en su brazo izquierdo.

No es el único tatuaje que luce Memphis, quien tiene la cara de un león que le cubre toda la espalda y varios más repartidos por su cuerpo. En su pecho se puede leer dream chaser, cazador de sueños.

Los sueños en el fútbol los empezó a perseguir en el Sparta de Rotterdam y siguieron en el PSV Eindhoven. El impacto de Memphis en cantera del PSV fue importante y su entrenador en el juvenil, Mart van Duren, llegó a ver “similitudes” entre Memphis y Cristiano Ronaldo. No se acerca al nivel de Cristiano, pero este delantero goleador, con mucho carácter y enorme potencia física está completando una notable carrera internacional.

Con 19 años ya era la estrella del PSV y en 2015 su carrera explotó. Ganó la Eeredivisie, de la que fue máximo goleador, France Football le eligió el mejor jugador joven del mundo y el Manchester United pagó por él 35 millones de euros. En el United, donde coincidió con Louis van Gaal, con el que está profundamente unido y que le llevó al Mundial de Brasil 2014, nunca llegó a alcanzar el nivel mostrado en el PSV. Solo aguantó año y medio allí.

En enero de 2017, Memphis dejó el United y se incorporó al Lyon. De nuevo le tocaba levantarse tras la decepción vivida en la Premier. En Lyon encontró el ecosistema perfecto y su carrera se vio relanzada. Capitán del equipo, líder y estrella indiscutible, cuando Memphis quizá estaba en el mejor momento de su vida, un contratiempo le obligó a parar. En diciembre de 2019 se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Caer y levantarse. El aplazamiento de la Champions por la pandemia por la covid-19 le permitió recuperarse a tiempo para eliminar a la Juventus y al Manchester City y jugar la semifinal contra el Bayern. Un año después llega al Barcelona tras haber completado una temporada brillante en lo individual y decepcionante en lo colectivo. Sus 20 goles y 12 asistencias no fueron suficientes para que el Lyon se clasificara para la próxima Champions.

Cantante en sus ratos libres, Memphis cuenta con más de 11 millones de seguidores en las redes sociales, que maneja para mostrar su desenfadado estilo de vida y también para defenderse de los ataques. Como cuando los aficionados del Saint-Etienne mostraron una pancarta en la que se leía: “Memphis, cinco millones de seguidores, pero todavía sin padre”.

El futbolista respondió: “¡Sé que en el fondo me quieren! Cero puntos contra nosotros esta temporada, puedo imaginar cómo se sienten. También sé que están enfadados porque no tienen a ningún jugador con la calidad que yo”. Y cerró el asunto con un “¿debo continuar?”.