Tour de Francia
Un Tour con mascarillas y dos toneladas de gel
Ha relajado las medidas sanitarias. Un equipo sólo será expulsado de carrera si hay dos ciclistas positivos por COVID-19
Los positivos por dopaje ya no preocupan en el Tour.Ahora lo que enciende las alarmas son los positivos por COVID-19. Basta que haya dos ciclistas positivos para que la organización mande a casa a cualquier equipo según manda el protocolo sanitario de la organización. Aunque se ha suavizado en los últimos días. Las previsiones iniciales del Tour eran que dos positivos de cualquier miembro del equipo (auxiliares o directores incluidos) lo mandaban a casa.
De haberse mantenido las medidas iniciales el Lotto Soudal no hubiera podido tomar la salida. El jueves dos miembros de su cuerpo técnico dieron positivo y se marcharon a casa. Con ellos, los dos miembros del equipo que compartían habitación con ellos.
Las medidas son estrictas, aunque no está previsto que la carrera se pueda suspender en el caso de que haya algún positivo entre los ciclistas. El corredor afectado se marcha a casa y el resto sigue. Habrá público, pero menos que en ediciones anteriores, con toneladas de gel hidroalcohólico y muchas mascarillas. Así, con mascarillas, subieron los equipos al escenario en la presentación de la carrera. Y con mascarilla estaba el presentador. La organización prevé la utilización de dos toneladas de gel hidroalcohólico hasta el final de la carrera.
No habrá selfies ni autógrafos con los corredores, que vivirán en una burbuja reduciendo al mínimo el contacto con personas externas a la carrera. Incluida la prensa. Habrá aforo reducido y controlado en las salidas y en las llegadas con la intención de que el público pueda respetar la distancia de seguridad. Y los ciclistas irán del hotel a la carrera y de la carrera al hotel. Cada equipo estará en una planta «aislado» del resto.
El Tour es una ciudad enorme que se mueve cada día, pero también ha reducido su tamaño. Ha pasado de los 5.000 habitantes de ediciones anteriores a 3.000 y todos ellos deben presentar un test PCR negativo para poder acreditarse.
Los médicos harán una evaluación de cada ciclista antes y después de cada carrera para detectar posibles síntomas y evitar contagios. Y se ha acabado la tradición de las salidas con la gente arremolinada alrededor de los autobuses. Sólo los ciclistas y el personal acreditado podrá acercarse a las zonas de aparcamiento de los equipos en la salida y en la llegada.
Todas las medidas parecen pocas a la organización para salvar una carrera que es algo más que un acontecimiento ciclista. Es una bandera para Francia y también para el ciclismo mundial. Los equipos tratan de acudir de la mejor manera posible al Tour, con sus mejores corredores y en la mejor condición. La temporada depende de ello. Los patrocinadores necesitan visibilidad y no les sirve un deporte enfermo.
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