Tenis

Djokovic, expulsado del US Open por dar un pelotazo a una juez de línea

Iba perdiendo el primer set con el español Pablo Carreño por 6-5. La acción fue sin querer. No podrá sumar su décimo octavo Grand Slam

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Djokovic tuvo tres pelotas de set contra Pablo Carreño en el primer parcial de los octavos de final del US Open y el español las salvó, la primera por un milímetro, cuando pensaba que ya lo tenía. Incluso estaba a punto de recoger la toalla. Pero la tecnología dijo que no. Había que seguir jugando. Carreño remontó las otras dos bolas calientes y se puso 5-5 y después rompió el servicio de su rival, que incluso se hizo daño en el hombro en un contrapié. Parecía que el mundo estaba contra Djokovic y en cuanto se vio 6-5 abajo, perdió el control. Ya antes había dado un pelotazo a la valla. Estaba enfurecido, se le veía en la cara. No es una persona que disimule su malestar. Pero después de la dejada de Carreño y el 6-5, no midió bien. Tiró una bola con mala gana para atrás, con más fuerza de la necesaria, y dio en la cabeza a una juez de silla, que gritó y se fue al suelo. En descarga del tenista, la acción fue totalmente sin querer. Apenas estaba mirando. Fue fruto de la frustración de ver el set ganado y tener que pelearlo otra vez. Pero se pasó de potencia y no dirigió bien la pelota. La pobre juez de línea tuvo que ser atendida por el médico. El propio Djokovic la estaba consolando, después de la cara de susto que puso al ver lo que había hecho, mientras Carreño le decía al juez de silla: «¿Le he dado?». No, él no podía haber sido, si su último golpe fue sutil... Era un desconcierto todo.

No le pasó nada, afortunadamente. Le dieron una botella de agua y abandonó la pista. Pero había que tomar la gran decisión... Entre la juez de silla y el supervisor hablaron. Después, llamaron a Djokovic y le dijeron... Que había sido expulsado. Adiós. El número uno pidió explicaciones, pero no había marcha atrás. Carreño estaba clasificado para cuartos. El serbio no podrá ganar su décimo octavo Grand Slam en Nueva York, para ponerse a uno de Nadal y a dos de Federer.