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S.D. Huesca

El Atlético se pierde en el camino hacia el gol

Regaló la primera mitad, apretó en la segunda y se encontró con Andrés Fernández, el portero del Huesca, que consiguió mantener el empate a cero

Luis Suárez pelea por un balón con Jorge Pulido
Luis Suárez pelea por un balón con Jorge PulidoJAVIER BLASCOAgencia EFE

Insiste Diego Pablo Simeone en que éste, como el pasado, es un año de transición y que la afición no tenía que emocionarse en exceso por la goleada al Granada. La pandemia ha obligado prácticamente a encadenar dos temporadas y cuesta distinguir ésta de la anterior. Cuesta también que los equipos olviden los vicios que arrastraban del curso anterior. Y el Atlético arrastra varios. Entre ellos, el de no poder encadenar dos partidos espectaculares. Después de la goleada ante el Granada tocaba enfriar la euforia y el gol. Daba igual que jugara Luis Suárez desde el principio. Una hora le dio Simeone en el campo y una ocasión tuvo. El pase de Joao Félix que rompió la defensa lo dejó solo delante de Andrés Fernández, el portero del Huesca. Pero el uruguayo eligió regatear y se quedó sin ángulo para el remate. No tardó mucho en cambiarlo Simeone para poner en el campo a Diego Costa.

Para entonces el Atlético ya daba síntomas de vida. La otra costumbre que no ha sido capaz de olvidar al cruzar a la temporada nueva es la de regalar una de las partes. Tocó la primera en el sorteo esta vez. Intrascendente, sin nada que llamara la atención aparte de esa camiseta color chaleco reflectante que lucía en Huesca.

Tampoco funcionó la idea de Simeone de mover a sus jugadores para que encontraran algún hueco en la defensa oscense. Vitolo se movió a la derecha, el lugar que ocupaba Llorente desde el inicio. Y el ex madridista se fue hacia delante como compañero de Luis Suárez en ataque. Joao Félix perdió un poco de libertad, pero la pelota sigue saliendo mejorada de sus pies juegue donde juegue.

Llorente se acercó al gol en un disparo desde fuera del área. Pero el Atlético sólo sintió la necesidad de ir a por el partido en la segunda mitad. Siempre a contrarreloj. Fue entonces, ya con Correa y Carrasco en el campo, cuando encerró al Huesca en su área. Pero ya no estaba Luis Suárez para el remate. El uruguayo apenas había tenido oportunidades de entrar en contacto con la pelota en los sesenta minutos que estuvo en el campo.

Es un trabajo al que tendrá que acostumbrarse en el Atlético. El equipo de Simeone no le dará las facilidades que tenía en el Barcelona para recibir en el área. Suárez tendrá que acostumbrarse a convertirse en un cazador en la mayoría de los partidos. Un trabajo para el que también está capacitado, pero para el que necesitará un periodo de adaptación.

El Huesca se confinó en su área en la última media hora del partido. El Atlético buscaba las vías de entrada por las bandas, con Trippier y Lodi, y por el centro con Joao Félix. Pero le costaba superar el muro que plantó el equipo de Míchel delante de la portería de Andrés Fernández. Eso, sin embargo, no libró al portero de tener que salvar a su equipo en los últimos instantes. Después de varios rebotes tuvo que aparecer para detener el disparo de Joao Félix, que había superado todas las barreras.

El portugués es el que tiene más facilidad para encontrar los caminos.

Tampoco ese encierro, voluntario o forzado por la inercia del Atlético, libraba a Oblak de intervenir. En realidad sólo eran balas de fogueo las del Huesca, porque cuando Rafa Mir remató, estaba en fuera de juego. No valía el disparo, pero el guardameta esloveno practicó su labor de salvavidas, aunque sólo fuera como entrenamiento.

Oblak siempre está preparado. Ésa es otra de las costumbres que el Atlético no ha cambiado y que tampoco quiere cambiar. En él y en Joao Félix descansará el Atlético esta temporada.

Aunque otra de las cosas que el Atlético no ha conseguido modificar en el tránsito hacia la nueva temporada es la dificultad para encontrar el gol. Aunque sí hay un motivo para la esperanza. No es habitual ver al equipo rojiblanco volcado sobre el área contraria como hizo en Huesca, sin apenas dejar salir al equipo local de su campo en la segunda mitad, y con escasos acercamientos a la portería de Oblak, más allá de un disparo de Seoane en la primera mitad que se fue por encima del larguero.

El Atlético tiene que encontrar aún el camino hacia el gol y el camino a la continuidad. No la hay en las alineaciones porque los jugadores tienen que descansar y tampoco en el juego. El Huesca consiguió el premio que buscaba a su resistencia.