Nadal

Nadal explica por qué este Roland Garros es todavía más especial

El ganador de 20 Grand Slams muestra cómo detrás de un súper deportista como él hay una persona de carne y hueso

El error de Novak Djokovic fue pensar: esta vez sí. Su trayectoria en 2020, donde nadie había podido con él, ni el propio Rafa Nadal en pista dura en la Copa ATP, unido a las condiciones en las que se jugaba Roland Garros, con la bola más pesada, con el frío e incluso el techo en la final, podían llevar a creer que el serbio era el favorito. El guión era perfecto para él, y hasta uno de sus entrenadores, Goran Ivanisevic, osó decir: «Nadal no tiene ninguna posibilidad». Un error, como el de su pupilo. En la pista Philippe Chatrier el zurdo siempre tiene posibilidades. Es más, allí son los demás los que tienen pocas. Lo dice la historia. Lo sabía Djokovic, aunque se le había olvidado, y ahora lo sabe mejor. «Eres el rey de la tierra y lo he sufrido en mis carnes», admitió el número uno del mundo, resignado ante lo que había sucedido un rato antes, donde el jugador que no parecía tener fisuras fue superado en todos los sentidos: el tenístico y el mental.

El «problema» de Rafa Nadal es que después de conseguir tantas veces lo que para el resto del mundo es difícil o directamente imposible, se puede caer en la tentación de pensar que es fácil... «La mayoría de gente me ve con el trofeo arriba y piensa: ''Ha vuelto a ganar''», explica el tenista nacido en Manacor hace 34 años. Pero detrás de un deportista de otro mundo hay una persona de carne y hueso. «Mi día a día es más complicado que todo eso», añade. «Yo sé de dónde vengo, sé que tras el parón ha habido meses muy complicados, cosas que nadie sabe, a nivel físico. Me costó mucho volver a entrenar al nivel adecuado. Han sido muchos meses de trabajo sin recompensa. Ahora que la tengo, es normal que me emocione», insistió Nadal, que en los múltiples discursos que dio como campeón del Grand Slam francés se acordó de la situación que se sigue viviendo, dio las gracias por poder disputar el torneo «pese a la pandemia» y dijo que también tenía una sensación «agridulce, por no poder celebrarlo con todo el mundo». «Espero que el año que viene podamos estar todos con normalidad», deseó. Porque en junio buscará la decimocuarta corona en París.

Habitualmente crítico consigo mismo, para buscar siempre la manera en la que poder mejorar, esta vez fue sincero. «He hecho demasiadas cosas bien y le he empujado a cometer errores», analizó. «Yo he hecho todo perfecto. Hoy es más mérito mío que demérito suyo. He hecho una de las mejores finales que he jugado en Roland Garros», opinó. Y mira que ha disputado finales allí, en concreto trece, todas superadas sin fallo. «He jugado increíble. Es imposible tener ese marcador contra Novak sin ese nivel. Estoy orgulloso de haber dado mi máximo, dadas las circunstancias », comentó. «Porque de todos los Roland Garros que he jugado, este tenía las condiciones más complicadas para mí. Mi cuerpo responde mal al frío y está ya algo desgastado. Pero mi actitud ha sido casi perfecta, desde el primer entrenamiento, sin un mal gesto ni una mala cara, siempre buscando opciones de ganar. Y no me he fallado a mí mismo», explicó.