Champions League
El Barça supera al Ferencvaros (5-1) y suma delanteros, pero pierde a Piqué
Gran encuentro de Trincao y goles de Messi, Coutinho, Pedri y Dembélé, mientras Griezmann se quedaba en el banquillo. El central, expulsado, no podrá jugar contra la Juventus
Se lamentó Koeman, enfadadísimo. Y se sentó en el banquillo, algo desquiciado. No le estaba gustando nada lo que veía porque el Ferencvaros, bien armado atrás y con un delantero como Tokmac Nguen, se las apañaba para apenas sufrir y crear peligro. El futbolista africano, internacional con Noruega, se metía entre Piqué y Lenglet y les creaba muchos problemas. No estaba siendo un buen comienzo hasta que Messi atrapó la pelota en el costado derecho y retó a la defensa rival, un quiebro por aquí y otro por allá hasta que llegó al área y le hicieron un claro penalti. Lo transformó y a partir de ahí el Barcelona cambió la cara.
Fue un empujón adelantarse en el marcador, el pistoletazo de salida para poner cerco a la portería del Ferencvaros. Marcó Ansu Fati el segundo tanto, que antes había tenido Trincao. Pese a ese fallo en el mano a mano con Dibusz, el portugués fue el alborotador del equipo. Quizá está algo verde, pero tiene desborde, una cualidad que el Barça ha echado en falta los últimos años.
«Atrévete», le gritaban desde el banquillo en este fútbol en el que se escucha todo por la falta de público. Y se atrevió hasta hartar a Civic, el lateral izquierdo, que no podía con él. Sólo le faltó que con todo el barullo que montó, alguna más de sus acciones tuviera un final feliz. Porque el centro no llegaba al rematador o se perdía el último pase o desperdiciaba la opción de gol. Pero fue una buena carta de presentación la suya (jugó en lugar de Griezmann), aprovechando la titularidad, como hizo Pedri ante el Getafe.
Son jóvenes, pero piden paso y demuestran calidad. Hay que ser paciente con ellos, aunque les falte contundencia... Justo la que le sobra a Ansu Fati. El joven canterano deslumbra porque todavía faltan diez días para que sea mayor de edad. Es demasiado pequeño para lo que hace y así es como hay que valorarlo. Tiene algo con el gol, ya lleva cuatro este curso, el de ayer después de una pared con De Jong, que le colocó un balón maravilloso a la espalda de la defensa y él lo resolvió como pudo. Le falta ser más participativo en el juego del equipo o de forma más continuada.
Pero todo en Ansu son detalles, como el taconazo con el que asistió a Coutinho para que marcara el tercero de la noche. La resistencia del Ferencvaros ya había terminado. Casi todos sus jugadores eran debutantes en una cita como la Champions. El más conocido es el entrenador, Rebrov, que en el Camp Nou vivió uno de sus grandes momentos como futbolista al vencer 0-4 cuando era el compañero de Shevchenko en el ataque del Dinamo de Kiev.
Quien sí debía tener más peso es Pjanic, la otra sorpresa en el once titular de Koeman. O el otro cambio respecto a los habituales en este comienzo de curso. Pero no lo consiguió. Busquets se quedó en el banquillo, pero seguramente vuelva a la titularidad el sábado para jugar el Clásico contra el Real Madrid. Salió en la segunda parte cuando volvieron los problemas por la roja a Piqué.
Con todo lo experto que es el central, fue algo inocente. Al Ferencvaros ya le costaba un poco más salir, aunque a Nguen todavía le quedaba una. Se escapó, corrió con la posición ganada y el central campeón del mundo lo derribó en el área agarrándolo de la camiseta. Fue expulsado y el resultado al final fue el mismo que intentó evitar con más consecuencias: el tanto del conjunto húngaro, de penalti, a lo que hay que unir que no podrá participar en el duelo de la próxima jornada de la Champions ante la Juventus.
Esa roja enrareció un poco el final del encuentro. Con un futbolista menos se echó atrás el equipo de Koeman, pero aprovechó los espacios para salir al contragolpe, ya con casi todos sus delanteros cambiados. Dembélé, también discutido, pudo correr y asistió a Pedri para el cuarto, y después marcó el quinto, regalado por Messi. También rentabilizaron sus minutos. Y mientras, Griezmann lo veía todo desde el banquillo....
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