Liga de Campeones
Shakhtar: un asesinato, 13 brasileños y un destierro
El rival del Real Madrid en la Liga de Campeones tiene una convulsa historia reciente
La historia moderna del Shakhtar Donetsk ha estado marcada por tres acontecimientos que han transformado el club. El asesinato de su anterior presidente, el fichaje como entrenador de Mircea Lucescu y la guerra entre Rusia y Ucrania han condicionado la vida del Shakhtar, un equipo con alma brasileña que se ha visto obligado a vivir y a jugar en el destierro.
El 15 de octubre de 1995 la historia del Shakhtar dio un giro inesperado. Su presidente, Oleksandar Akhat Bragin, fue asesinado en el estadio del equipo, cuando se disponía a presenciar un partido. Una bomba que contenía 11,5 kilos de explosivos causó la muerte de Bragin, que solo pudo ser identificado por el Rolex que llevaba en una de sus muñecas. La investigación concluyó que un mafioso rival estuvo detrás del atentado.
A Bragin le sustituyó en la presidencia del Shakhtar su amigo de la infancia y mano derecha, Rinat Akhmetov, a quien un oportuno atasco le impidió llegar al estadio aquel día y le salvó la vida. Akhmetov no se ha podido librar de las especulaciones sobre su ausencia en el estadio en el momento del atentado.
Akhmetov sometió al Shakhtar a una transformación completa y el equipo creció de tal manera que comenzó a discutir al Dinamo de Kiev la hegemonía en el fútbol ucraniano. El Shakhtar empezó a pensar en grande, pero este crecimiento no hubiera sido posible sin Mircea Lucescu. El entrenador rumano llegó al club en mayo de 2004 y cambió la filosofía futbolística de la entidad y la mentalidad del equipo.
Lucescu disputó con su selección el Mundial de México ’70 y quedó cautivado por el juego de aquel Brasil de Pelé, Gérson, Tostão, Rivelino, Jairzinho o Carlos Alberto. Ese Mundial cambió la forma en la que Lucescu veía el fútbol y décadas después aquello tuvo sus consecuencias en el Shakhtar.
Con la complicidad de Sergiy Palkin, director general del club, Lucescu comenzó a fichar futbolistas brasileños. Estaba convencido de que el Shakhtar debía crecer a partir de ese estilo de juego y el tiempo terminó dándole la razón, en lo deportivo y en lo económico. Los cinco traspasos más elevados que ha hecho el Shakhtar en toda su historia han sido de jugadores brasileños. También hay que decir que de los 25 fichajes más caros que ha hecho el club, 18 son de brasileños. En este viaje, Lucescu también estuvo acompañado por Luis Gonçalves, quien fue director de ojeadores del Oporto y que trabajó para el Shakhtar entre 2011 y 2018.
El éxito deportivo de la idea que implantó Lucescu es evidente. Hasta su llegada, el Shakhtar había ganado solo una Liga y cinco Copas de Ucrania y cuatro Copas de la URSS. Desde que el técnico rumano aterrizó en Donetsk, el Shakhtar ha ganado 12 Ligas, ocho de ellas con Lucescu, que dejó la entidad en 2016. A eso hay que sumar ocho Copas, cinco en la época de Lucescu, y una Copa de la UEFA (2009), el único título europeo en la historia del club.
La influencia brasileña no desapareció con la marcha de Lucescu y perdura en el tiempo como la principal seña de identidad del Shakhtar. En la actualidad, se pueden encontrar en su plantilla 13 jugadores nacidos en Brasil, aunque dos de ellos, Marlos y Júnior Moraes, están nacionalizados ucranianos y son internacionales con esta selección.
La vida del Shakhtar se vio alterada de forma traumática en 2014, con la guerra que enfrenta a Ucrania y Rusia en el este de Ucrania, zona en la que está situada Donetsk.
El derribo de un avión que sobrevolaba el espacio aéreo del país terminó provocando el traslado de la sede del club a Kiev en julio de 2014. Seis jugadores (Douglas Costa, Fred, Alex Teixeira, Dentinho, Facundo Ferreyra e Ismaily) se negaron a volver a Donetsk después de un amistoso contra el Lyon y se quedaron en Francia. Akhmetov amenazó con denunciarlos y al final se llegó a un acuerdo para trasladar al equipo a Kiev.
Con su estadio, el espectacular Donbas Arena, inaugurado en 2009, muy dañado por los bombardeos, el Shakhtar pasó a disputar sus partidos en Lviv, ciudad situada en el oeste de Ucrania, a más de 1.000 kilómetros de Donetsk y a 470 de Kiev. Esta circunstancia provocó malestar entre la afición e incluso en parte de los jugadores, ya que el Shakhtar procede del este, de la zona prorrusa de Ucrania, que no puede estar más alejada ideológica y políticamente de las provincias del oeste.
En febrero de 2017 se decidió que el equipo pasara a jugar sus partidos como local en Kharkhiv, una ciudad cercana a Donetsk (245 kilómetros) y a poco más de 400 kilómetros de Kiev.
El último cambio de estadio en este destierro deportivo que está viviendo el Shakhtar llegó en agosto de 2020. Influido por la pandemia por la covid-19 decidió disputar el partido de vuelta de los octavos de final de la Europa League contra el Wolfsburgo en el estadio Olímpico de Kiev.
✕
Accede a tu cuenta para comentar