Vuelta a España

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Vuelta a España. La aventura fallida de Willie Smit

El sudafricano del Burgos es algo más que un nombre que recuerda a un actor. Fue el último de los fugados en resistirse al pelotón en una etapa que ganó al esprint Sam Bennett

Willie Smith, a punto de ser atrapado por el pelotón
Willie Smith, a punto de ser atrapado por el pelotónKiko HuescaEFE

No era etapa para fugas, aunque algunos lo intentaron. Los velocistas no tienen muchas oportunidades en esta Vuelta y no quisieron dejar escapar la primera. Ganó Sam Bennett, el esprinter al que despreció Bora después de ganar, entre otras cosas, dos etapas de la Vuelta el año pasado. Bora prefirió a Ackermann, cuarto en Ejea de los Caballeros. Cosas que pasan.

Bennett se llevó la victoria, pero el protagonista fue uno de esos aventureros que siempre lo intentan. El sudafricano Willie Smit continúa la tradición de ciclistas con nombres famosos que aparecen en la Vuelta de vez en cuando. Como aquel Johnnie Walker que participó en la carrera en 2010. Acabó en el puesto 146, a poco más de cuatro horas del ganador, Vincenzo Nibali. Pero llamó la atención por su nombre y por su actitud. Llegó a crearse un grupo de Facebook llamado “Queremos que Johnnie Walker gane la Vuelta” y él transmitía su ilusión a cada paso. «No pares nunca de ciclismo», decía en su personal español la dedicatoria del autógrafo que le firmó a un periodista en aquella Vuelta.

La presencia en esta carrera de Willie Smit, Willem en los documentos oficiales, es menos anecdótica. O eso pretende el corredor sudafricano, que se le recuerde más allá del parecido de su nombre con el del famoso actor.

Smit fue el último de los integrantes de la fuga del día en entregarse. Lo atraparon cuando quedaba algo menos de 15 kilómetros para el final, cuando los equipos de los velocistas apretaban los dientes y los esprinters afilaban el colmillo para la llegada.

El sudafricano se resistió, pero no tuvo más remedio que sucumbir. Se comporta como uno de los característicos guerrilleros del equipo Burgos. Como Ángel Madrazo o como el holandés Jetse Bol, otro personaje, que lo intentó en la primera etapa camino de Arrate.

Smit tiene un pasado brillante como amateur en España. Brilló con el equipo Rias Baixas. al que llegó con el objetivo de tener un salto más fácil hacia el campo profesional, y lo consiguió en pocos meses. Pasó al Katusha, donde pasó dos temporadas sin demasiado éxito.

El año pasado también participó en la Vuelta, pero sólo llamó la atención por la caída en la que se produjo un corte en la rodilla por lo que le tuvieron que dar 16 puntos. A pesar de eso consiguió terminar la carrera.

Ahora vive en Andorra y allí, aprovechó el confinamiento para recaudar fondos para trabajar en el desarrollo del ciclismo con la Federación de su país. La iniciativa solidaria le mantuvo 37 horas despierto, dando pedales sobre el rodillo en su casa hasta completar 1.000 kilómetros. Se permitía algún breve descanso, pero no dormir. Su hazaña se pudo seguir a través de la plataforma Zwift y en su canal de Youtube, donde transmite su día a día como ciclista. Lo mismo pone vídeos de sus entrenamientos que desafía a sus seguidores al ajedrez.

Smit es algo más que un nombre curioso. Hasta la llegada de la Vuelta el pasado jueves tenía el mejor tiempo en la subida a la Laguna Negra. En carrera no pudo confirmar su récord y llegó en el puesto 67 a 7:04 del ganador, Dan Martin.

«España es mi segundo país. Me encanta trabajar con españoles y este calendario es el mejor para un corredor de mis características», decía cuando fichó por el Burgos en unas declaraciones recogidas por Zikloland.com. «Sé que voy a tener más libertad que en Katusha, pero al mismo tiempo eso es una responsabilidad que necesitaba en este punto de mi trayectoria», añadía.

Por el momento cumple con la responsabilidad que le da su equipo. Willie Smit es mucho más que el nuevo Johnnie Walker de la Vuelta.