F.C. Barcelona
Las claves del peor arranque de temporada del Barcelona en 18 años
El equipo de Koeman falla en las dos áreas y el técnico holandés está “preocupado”
Ronald Koeman ya no podía ocultar el enfado. «No puede ser», dijo varias veces. La primera por regalar el gol al Alavés y la segunda por las ocasiones falladas, lo que llevó a un nuevo tropiezo, a sumar sólo dos puntos de los últimos doce en Liga y estar a ocho del Real Madrid, con un partido menos para los azulgrana. Es el peor arranque liguero del Barça desde 2002. Conclusión: «Estoy preocupado», dijo el entrenador. El error de Piqué y Neto en Mendizorroza fue evidente, pero sólo sirvió para seguir con la tendencia: en los cuatro partidos sin ganar, el Barcelona empezó con un tanto en contra, después de no haber encajado gol en las dos primeras jornadas. Le marcaron pronto el Sevilla y el Real Madrid y, aunque el empate en esos casos llegó rápido, nunca lo hizo la victoria: un punto con los andaluces y derrota en el Clásico. El Getafe se puso por delante en la segunda parte y no tuvo capacidad de reacción el equipo catalán, incapaz siquiera de generar una ocasión clara. Y se adelantó el Alavés a mediados de la primera parte y la respuesta esta vez no fue suficiente. Ni contra diez jugadores durante media hora encontró el gol el Barcelona.
Es un equipo en formación todavía, pero las derrotas, o las no victorias, minan la moral. Pedía tiempo Koeman, pero eso no existe en el fútbol de hoy, los resultados tienen que venir ya o la situación y el nerviosismo se apoderan de todo, más después del fiasco del último curso de los azulgrana. Por mucho que la imagen no sea mala, el Camp Nou se puede convertir en un polvorín si no llegan los triunfos, lo que se uniría a la delicada situación del club por los problemas económicos y las elecciones que están por llegar, seguramente en enero. La palabra crisis ya empieza a asomar. Está verde el equipo, con futbolistas muy jóvenes a los que no se les puede echar la culpa de nada, porque el rendimiento de Pedri y Ansu Fati, por ejemplo, está por encima de chicos de su edad, es fantástico, pero no dejan de ser dos niños. No va sobrado ni es contundente y los detalles son los que deciden. Contra el Getafe fue un penalti; contra el Alavés, un error claro. Y contra la Juve se dio la vuelta: un gol de rebote de Dembélé y los tantos en fuera de juego anulados a Morata, algunos por pocos centímetros... Los detalles decantaron el partido del lado barcelonista. Eso en las áreas, porque en todo lo demás el conjunto de Koeman fue muy superior al italiano.
Porque los dos últimos partidos sí ha mejorado el juego, demasiado plano, por ejemplo, contra el Getafe. Pero no es suficiente. Sí le falta amplitud por las bandas y se empeña en entrar por el centro, pero el movimiento de balón es rápido y las ocasiones llegan, pero no se materializan. «No es tema de actitud, no es un tema de concentración, pero sí hay que hacer más goles», dijo Koeman. Messi se marchó del césped de Mendizorroza con cara de pocos amigos justo tras el pitido final. Esta vez debía estar enfadado consigo mismo, porque él tampoco fue capaz de anotar el gol salvador. Estuvo activo en la primera parte y en la segunda, desaparecido a veces para aparecer más al final, pero el típico tiro que ha metido mil veces no cogió curva y se fue fuera, o se lo paró Pacheco en otra ocasión. No ha marcado en jugada esta temporada y en las faltas también ha perdido el tacto, aunque contra el Alavés Lejeune sacó el balón en la línea de gol. Si contra la Juve hubo 13 disparos para resolver el partido sólo al final con un penalti, contra el Alavés los intentos se fueron casi al doble: 25 lanzamientos y 14 córners, para marcar solo un gol. «Estamos fallando mucho, yo el primero», admitió Griezmann, el único que acertó, aunque es verdad que antes tuvo otras opciones claras. La Liga acaba de empezar, pero ya se le va al Barcelona, que no puede caer en la autocomplacencia de pensar que sólo está teniendo mala suerte.
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