Champions League

A octavos

El Atlético supera al Salzburgo con las armas del pasado (0-2)

El equipo del Cholo fue dominado, pero supo resistir y golpear en sus ocasiones con los goles de Hermoso y Carrasco en una jugada a balón parado y en un contraataque

Los jugadores del Atlético de Madrid celebran uno de los dos tantos anotados ante el Salzburgo
Los jugadores del Atlético de Madrid celebran uno de los dos tantos anotados ante el SalzburgoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El Atlético hizo en Salzburgo un ejercicio de resistencia y de puntería para acceder a los octavos de final de la Liga de Campeones. Le valían dos resultados, pero se quedó con la primera opción, la victoria, la que deja menos dudas. Pero fue complicado llegar hasta ahí. Necesitó la precisión de Carrasco, primero en la pelota parada que remató Hermoso y después en el golpeo sin dejar que cayera el balón a centro de Correa para seguir el camino que se había marcado.

Pero no fue sencillo. Cuando Berisha disparó al palo en el segundo minuto del partido, el Atlético ya sabía lo que le esperaba en Salzburgo. El equipo austriaco es alegre y ofensivo, impredecible. Ideal para el Atlético del pasado, que se escondía en su área a la espera de una oportunidad. Pero hizo sufrir al Atlético del presente.

El Salzburgo no se conforma con jugar, presiona, va a buscar al rival en la salida del balón y tiene facilidad para la combinación. Un tormento para el Atlético, que veía cómo las ocasiones sólo llegaban en una dirección. Ni siquiera cambió cuando Mario Hermoso remató con el hombro a gol una falta sacada por Carrasco desde la izquierda. El tanto era la tranquilidad para el equipo rojiblanco, que no se sacaba de encima la presión del equipo austriaco.

Era como si reviviera el partido que lo sacó de la Champions la temporada pasada contra el Leipzig, el hermano mayor del equipo austriaco. Dos equipos que practican un juego trepidante, sin pausa, que ahoga al rival y lo marea. Pero el Atlético tiene ahora la puntería que le faltaba en años pasados y aunque las ocasiones iban cayendo del lado del Salzburgo, los goles sólo sumaban en un lado del marcador.

No se rindió el Salzburgo ni siquiera con el primer gol y siguió buscando la manera de acceder hasta la siguiente fase de la Liga de Campeones. Ninguna ocasión tan clara como el mano a mano de Szoboszlai ante Oblak. El esloveno le hizo la portería pequeña y el jugador del Salzburgo quiso superarlo por abajo. Pero la pelota se le escapó a un costado.

El húngaro pone la precisión en el juego de su equipo, la que le faltó en el remate. Pero el Salzburgo siguió buscando. Mwepu disparó al poste desde fuera del área y Oblak no pudo respirar tranquilo en ningún momento.

Con el paso de los minutos, la sensación para el Salzburgo empezaba a ser la de que su esfuerzo era inútil. Entre el cansancio y el probable desánimo, el Atlético fue encontrando sus ocasiones. Primero en un claro remate de Joao Félix que detuvo el guardameta del equipo austriaco.

No tardó mucho en llegar el tanto de Carrasco que decidía el partido y que transportaba al Atlético a la siguiente fase.

Los rojiblancos acabaron recurriendo a las armas del pasado para ganar con el estilo del presente. Un gol con la pelota parada que reclamaba Simeone en los últimos días y que fue una de las marcas de identidad en los primeros tiempos de Simeone. El otro llegó en el contraataque que los rojiblancos llevan impreso en el ADN.

Hermoso y Carrasco representan esa transformación, son el tercer central que ha dado estabilidad al equipo en defensa cuando los laterales se lanzan al ataque. Y Carrasco es el extremo que defiende o el defensa que ataca y que le permite ser más flexible de lo que era tiempo atrás.

No es extraño que Simeone resoplara cuando se acabó el partido. Habían sido noventa minutos de sufrimiento, pero también de reafirmación.