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LaLiga

El Barcelona respira con Messi, gana al Levante (1-0), pero le cuesta todo demasiado

El equipo azulgrana vuelve a vencer en Liga, con sufrimiento, gracias a un tanto de Leo en el tramo final. Acabó pidiendo la hora

Messi dispara a portería en la jugada del gol que ha dado la victoria al equipo azulgrana.
Messi dispara a portería en la jugada del gol que ha dado la victoria al equipo azulgrana.Joan MonfortAgencia AP

Está el Barcelona en un momento de esos en los que si algo puede ir mal, irá mal. La jornada apuntaba a uno de esos días en los que se empiezan a acumular ocasiones, no se marcan, llega el desastre y después Koeman sale a hablar y dice que no pueden perdonar tanto y se monta un lío por su crítica a los jugadores. Messi ahorró parte de esto con el gol que marcó ya en el tramo final y que tranquiliza a un equipo necesitado de triunfos al que todo le cuesta demasiado.

Porque lo descrito al principio fue durante una parte larguísima de partido, en la que Aitor paró a Griezmann un par muy claras, y en una de ellas el rechace le cayó a Lenglet que, algo forzado, pero sin oposición, sólo con la portería delante, la tiró fuera. Ni Messi ni Alba podían tampoco con el meta y el marcador llegó virgen al descanso. En un lado por Aitor y en el otro por la parada de Ter Stegen a De Frutos, que la tuvo inmejorable. Porque el Levante jugó 20 minutos muy buenos de arranque, en los que dejó en evidencia las debilidades del Barcelona. Intentó un pequeño cambio en la disposición en el campo Koeman, con tres centrocampistas en lugar del doble pivote, pero el equipo se seguía partiendo mucho. Lo de presionar arriba es una idea estupenda, pero con doble filo. Se tiene que hacer bien porque si no, te descubres. Con un pase, rompía líneas fácilmente el conjunto valenciano y recibían De Frutos o Dani Gómez y podían girarse y correr con espacios y esperar a ver cómo llegaban compañeros desde segunda línea. En cualquier momento podía caer el gol. Estuvo cerca dos veces.

En la fase defensiva, el Barcelona tiene un problema y en la ofensiva se atasca con demasiada frecuencia, porque genera, pero no marca. Fue una versión un poco mejor de De Jong, pasador y llegador con sus carreras sorteando rivales, y los laterales subían haciendo el campo grande. Más argumentos, pero cero puntería.

Los jugadores de ataque cambiaban de posiciones y Griezmann participaba mucho fuera del área. Pero dentro fallaba. Paco López se fue al vestuario con sensación de subidón. Koeman, con cara de susto. Y Messi, con esa actitud extraña. A veces pasea, a veces presiona y no parece que tenga mucha prisa casi nunca. Resignado, podría ser el término.

No tardó Koeman en arriesgar. Pedri salió por Busquets para ser centrocampista, lo que dibujaba un equipo demasiado tirado hacia arriba y con el riesgo de que lo cazaran, pues la contrajugada de Paco López fue meter a Morales, pura velocidad. Logró meter atrás al Levante el Barcelona, a quien la desesperación le podía jugar una mala pasada. Chutaba Messi desde dentro del área y desde fuera, en jugada o en falta, pero sin recompensa. Pedri se filtraba entre líneas y conectaba el medio del campo con el ataque, pero las jugadas solían terminar en tiros rápidos. En la estrategia, Braithwaite la tuvo, pero tampoco. Llegaba Alba por la izquierda, asociado con Coutinho, pero nada. El desastre se cantaba cuando una recuperación permitió lo que parecía imposible. Apretó el delantero danés, recuperó De Jong y con espacio se la dio a Messi para que resolviera con un tiro que tuvo que ajustar mucho: la pelota tocó en el poste antes de entrar e incluso Aitor la rozó antes.

La duda era qué hacer hasta el final con tantos futbolistas alegres en el césped. Se estiró el Levante e incluso el Barcelona temió en una última acción por una posible mano de Umtiti que se quedó en nada, y el córner posterior.